La liberación
Hoy entré a una licorería cerca y ví un pardillo recién capturado
que golpeaba su jaula temeroso, y se cansaba a cada minuto,
y cuando le pregunté al tipo si estaba dispuesto a vender el pájaro
me dijo con aire descuidado que podía llevármelo por un chelín.
Y entonces lo compré, con jaula y todo (aunque me fui sin mi cena),
y donde había árboles bien elevados y casas encogidas, y el humo era más fino,
abrí la diminuta puerta mientras me hundía sobre el pasto:
¡pobre pequeño tipo! Qué rápido voló… Ni siquiera esperó a agradecerme.
La vida es como una jaula, golpeamos las barras,
nos lastimamos nuestros pechos, luchamos en vano,
hasta la gloria de las estrellas nos esforzamos con movimientos desgarbados.
Y entonces, Dios abre grande la puerta, nuestras maravillosas alas se arquean para volar,
nos preparamos, partimos, cantamos, nos remontamos…
Luz, libertad, amor… Los locos lo llaman: Morir.
traducción: Hugo Müller