Guerrillas resistentes en Burkina Faso

Según nos informó un general estadounidense amigo, a cargo del Comando de Operaciones Especiales en Africa, el rápido y alarmante deterioro de la situación de seguridad en Burkina Faso amenaza expandirse a sus tres vecinos sureños, con la consiguiente desestabilización de una vasta área del oeste africano. Las tres naciones costeras –Ghana, Togo y Benin-, han enviado tropas al norte para resguardar los poblados en riesgo de ser atacados por los guerrilleros, tan burkineses como faseros (en lengua nativa burkina significa “hombres íntegros” y faso “patria”, con lo cual estamos diciendo que son fuerzas patriotas e íntegras). Y es que Burkina Faso compite seriamente por ser el país más pobre del mundo, asfixiado por las políticas coloniales franco-yanquis.

Hace cinco meses, durante los mayores ejercicios anuales de las fuerzas estadounidenses en la región, el general yanqui nos contó que tenía informes de que en Burkina Faso había violentas revueltas populares. Desde su perspectiva, si los combatientes de Al Qaeda y el Estado Islámico que huyen del Oriente africano logran establecerse en estos países se facilitará su acceso a los puertos africanos occidentales, conquistando de este modo rutas más despejadas para sus tráficos de armas, drogas y personas.

Personal militar de 34 países se reunieron en aquel evento para, además de planificar cómo atrapar terroristas, disfrutar de tallarines con queso, carne seca y tartas mantecosas traídas desde Estados Unidos para la ocasión, además de videos sobre cómo se doblegó a las “panteras negras”. Los oficiales diseñaron 52 operaciones y simulacros en los cuales recrearon la emboscada de Tongo Tongo (cuando nueve miembros de las fuerzas especiales yanquis fueron masacrados en Níger) y el ataque al Hotel Splendid en la capital fasera de Uagadugú, que contabilizó 29 víctimas, la mayoría europeos.

Según los analistas militares occidentales, el extremismo islámico estaba confinado a Mali, el norte de Burkina Faso y el oeste de Niger, pero parece que ha tenido arraigo en el “país de los hombres íntegros”, con pasado heroico y guevarista en la figura divina de Thomas Sankara. La verdad es que la población está muy enojada con el gobierno de Roch Marc Christian Kaboré, que actúa como un banquero-burócrata-títere de Francia y el FMI.

Las regiones más pobres del país están padeciendo hambrunas ocultadas, con mínimos servicios de salud, educación, empleo e infraestructura. Los campesinos y tribus nómades han entrado en contacto con reclutadores de soldados, ofreciéndoles condiciones de vida mucho mejores que las ofrecidas por el actual estado estado fasero, regalándoles incluso armas automáticas. En las últimas dos semanas se han producido varios ataques guerrilleros a puestos militares y policiales, con varias bajas entre las fuerzas de Kaboré, respaldadas por la ONU y la “inteligencia yanqui”.

En el este han quemado escuelas y han degollado a seis trabajadoras sexuales de minas de oro a pequeña escala, penalizando el consumo de tabaco, marihuana y alcohol con la muerte sin derecho a defensa alguna. Igualmente, han atacado cualquier símbolo que represente al estado burkinés, atrayendo a su causa con esta postura a miles de jóvenes anarquistas. En WhatsApp se reportan y festejan a diario ataques a edificios públicos, policías y gendarmes. “Su ideología es destruir la administración del estado” –dijo Rémis Dandjinou, ministro de comunicación.

Con un ejército diezmado y renuente a negociar con los guerrilleros, el gobierno de Kaboré se encuentra atascado. Como respuesta sólo ha atinado a ejecutar sospechosos y realizar masivos arrestos arbitrarios, ensañándose particularmente con la etnia fulani, cuya influencia política es nula. A pesar de ello los acusan de “yihadistas”, y a principio de enero las tropas del presidente burócrata masacraron a 200 fulanis.

El militar yanqui, en su necia visión, explica que el vecino Mali está relativamente tranquilo porque cuenta con el apoyo de los cascos azules y blancos de la ONU, y de soldados franceses y de la OTAN en una misión de entrenamiento y actividad militar permanente. En cambio, en Burkina Faso el gobierno se encuentra mucho más inerme. Tanto Francia como Estados Unidos rehuyen las invitaciones a intervenir de Kaboré. Un general fasero, que nos pidió anonimato, comentó que “los yanquis son los yanquis, nunca nos entenderán”.

Estados Unidos está reduciendo un 25% el número de fuerzas especiales desplegadas en el continente, aunque esto no impacta en Burkina Faso, donde nunca ha tenido una presencia significativa, aunque verbalmente apoya al gobierno del banquero. “Kaboré ha tomado decisiones correctas y corajudas, recortando el gasto público y buscando el déficit cero. Sus fuerzas están reprimiendo a los islamistas, en Mali no se animaron a tanto y necesitaron nuestro asesoramiento y bombardeos para combatir a los fanáticos islamistas”.

De todos modos, el modus operandi de los grupos extremistas de Faso se asemeja a una insurgencia caótica más que a los manuales de terrorismo de la CIA.

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