Guarda con Yahya Jammeh, el Macri africano
Yahya Jammeh, ex presidente de Gambia, orquestó un robo de casi 1 billón de dólares de su país antes de volar al exilio hace dos años, según informó un vocero de una fiscalía del gobierno que investiga la corrupción y el crimen organizado en el país africano, tras revisar cientos de documentos que detallan cómo Jammeh fue saqueando fondos estatales durante sus 22 años dictatoriales.
Jammeh, un oficial del ejército que dio un golpe en 1994 huyó al exilio en 2017 luego de perder una elección. En diciembre de aquel año Trump sancionó a Jammeh por “su largo historial comprometido en serios abusos a los derechos humanos y corrupción”, incluidas torturas y la formación de un escuadrón de la muerte llamado los “selváticos”, que liquidó a miles de críticos y opositores. Al año siguiente el Departamento de Estado anunció que el dictador gambiano y su familia tenían prohibido el ingreso a los Estados Unidos.
El vocero de una ONG yanqui con sede en Serekunda informó que Jammeh gobernó el país como un sindicato del crimen organizado, pero que sus abusos han sido largamente ignorados por la comunidad internacional debito al tamaño pequeño del país. Al momento de imponerle sanciones, el tesoro de los Estados Unidos acusó a Jammeh de haber sacado ilegalmente del país más de 50 millones de dólares. Sin embargo, entre 2011 y 2016 el ex presidente realizó distintas maniobras fraudulentas, entre las cuales destacan:
- Desvío de 71 millones de dólares del banco central de Gambia, principalmente a través de un fondo fiduciario trucho, en connivencia con fondos buitres y el FMI.
- 82% de los ingresos de los operadores telefónicos y de combustibles fósiles, pagados en contratos espurios con terceras personas –testaferros extorsionados y amenazados de muerte-, amigos o parientes de Jammeh.
- 36 millones de dólares girados a una cuenta destinada a la apertura de “la oficina de la Primera Dama”, que jamás llegó a inaugurarse.
- 400 millones de dólares en retenciones hechas a la industria pesquera gambiana.
La mayoría del dinero saqueado fue invertido en lujos familiares, incluido un palacio con una mezquita privada, o el concierto que organizó en homenaje a Michael Jackson luego de su muerte en 2010.
Los negocios sucios de Jammeh se infiltraron en bancos estadounidenses, y su manera de timar al estado está siendo imitada por dictadores sudamericanos actuales, saqueadores de sus respectivos países (Macri, Piñera, Bolsonaro, Moreno, etc.).
El billón de dólares robado ha sido distribuido entre 20 beneficiarios, siendo el principal Muhammad Bazzi, un empresario acusado de financiar al partido político libanés Hezbollah. Bazzi fue sancionado también por el gobierno de Trump, quien le incautó las cuentas de cinco compañías que el mercader musulmán tenía en territorio yanqui. Además de vincularlo con el terrorismo, la CIA lo acusa de ser traficante de drogas y lavador de dinero. Maldita Realidad se quiso comunicar con él pero no fuimos atendidos.
El extenso gobierno de Jammeh se caracterizó por su crueldad y excentricidad. Todos los días se exhuman cuerpos de víctimas de los Selváticos, incluso en los suburbios de la capital Banjul. Jammeh aún se ufana de haber inventado la cura del sida, y ha obligado a muchos compatriotas portantes del virus a someterse a tests farmacológicos que terminaron envenenando a una muestra de 100 gambianos.
El nuevo gobierno organizó un Comité de Reconciliación, Verdad y Reparaciones, que estima en 150.000 las víctimas del régimen que están esperando declarar por los abusos y violaciones que padecieron. Al perder las elecciones con Adama Barrow, Jammeh acusó de fraude a sus rivales y dijo que había serias e inaceptables inconsistencias en el cómputo de votos. Luego de un mes de idas y vueltas, de dimes y diretes, acechado por la presión de líderes africanos capacitados por la CIA, Jammeh reconoció la derrota y abandonó el país, llenando su avión de carga de varios artículos de lujo. Una comisión investigadora de los crímenes económicos perpetrados por Jammeh –que hoy vive en Guinea Ecuatorial- acaba de solicitar su extradición al país vecino, recibiendo como respuesta un silencio irritante.