Estrambóticas elecciones en Ucrania

Si hay un país o lugar estratégico en la geopolítica contemporánea a nivel global de la importancia de Venezuela, éste es Ucrania, foco de la confrontación más directa que rememora la Guerra Fría y la quiere hacer Caliente. Los candidatos a las elecciones presidenciales de mañana tenían prohibido hablar el día anterior, y no hubo uno que haya respetado el mandato constitucional de hacer silencio durante este sábado, “día de silencio”.

Bastó con encender la televisión y sintonizar el ruidoso canal 1+1 para ver al comediante que lidera las encuestas, Volodymyr Zelenskiy, en su show personal Kvartal 95. Más tarde, el mismo canal transmitió una biografía de Ronald Reagan –otro actor devenido político- con la voz doblada por Zelenskiy. Ya promocionarse como el ex presidente yanqui es un indicio de su miserabilidad ideológica. Está queda confirmada al divulgar el cómico en sus redes sociales su admiración por Bolsonaro y Macron, dos líderes repugnantes, tan empleaduchos del imperio yanqui-israelí como el actual presidente y candidato Petro Poroshenko, el chocolatero delincuente, quien publicó una foto suya en Instagram con la frase “Unidad Ucraniana”, junto a veteranos de guerra y sacerdotes ortodoxos. Un artículo en su sitio web explica que el grupo se reunió para orar “por la sabiduría del pueblo que mañana decidirá el futuro de Ucrania”.

En todo el país los carteles de campaña han sido sutilmente alterados para eludir la prohibición de hacer propaganda en un día considerado sagrado. Lo cierto es que las encuestas muestran una paridad alarmantes, y los candidatos urgen a sus militantes a conseguir votos “de último momento” que puedan lograr el desequilibrio.

Desde el golpe de 2014 perpetrado por Porosho con apoyo de la CIA y la OTAN, Ucrania viene padeciendo una situación económica espantosa, con índices de hiperinflación destructores, una recesión acalambrante y bandas fascistas parapoliciales asesinando todo lo que huela a comunista mientras libra combates con los separatistas pro-rusos dispuestos a humillar al país entero. Esas son apenas algunas de las dificultades que atravesaron los ucranianos durante la gestión del chocolatero.

Zelenskiy se autoproclamó Servidor del Pueblo en su programa de TV, y eso bastó para ganarse los corazones ingenuos de muchos votantes, decididos a castigar el mafioso gobierno de Poroshenko. De acuerdo con las agencias encuestadoras de Washington, Poroshenko podría aventajar en el segundo lugar a la ex primer ministra Yulia Tymoshenko, y con ello ganarse un lugar en el ballotage a realizarse en abril.

El final cerrado, como el de una carrera de caballo donde el primer puesto se disputa cabeza a cabeza, explica las tácticas desesperadas de los mezquinos candidatos, quienes se han dedicado a comprar el voto de la vasta población analfabeta, fruto de la destrucción de la educación pública propiciada por Poroshenko.

Entre las mañas del actual presidente, se destaca la postulación de un candidato llamado Yuri Tymoshenko –casi idéntico al de su principal adversaria-, con la ilusión de que los tontos se confundan y extraigan el voto de la caja equivocada. Ya se han presentado varias denuncias de fraude y se cuestionan los mecanismos de control y seguimiento de los votos, aunque no de los votantes, que se encuentran extremadamente vigilados. Miembros selectos de bandas neonazis, barrabravas lúmpenes y descerebrados de toda laya fueron escogidos como inspectores y se teme que amedrenten a los votantes. Así de justas y transparentes son las elecciones a la usanza yanqui armadas por el gobierno golpista.

 

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