El camino de la naturaleza
La Naturaleza es indiferente a las tribulaciones de la humanidad,
es ciega al dolor humano, y sorda a su descontento.
En medio del temor y la refriegra fratricida, en medio de la pena y la tiranía del trabajo,
ella marcha en su modo impetuoso por su camino de cielo, sol y tierra.
En hoja y espada, en capullo y flor, y descuidada de la espantosa condena del hombre,
envuelve la rosa con su palma creando belleza en todas partes,
con pájaro feliz en sagrada canción… Por favor, Dios,
deja que seamos tan despreocupados como ella de la ira y el mal.
Déjanos también ser indiferentes, y resignar nuestro destino en sus manos,
sí, aunque el mundo esté alquilado con rabia, deja que seamos plácidos como el pino.
Porque si nos apartamos de la codicia y astucia, quizá la Naturaleza ceda
y nos bendiga con adorable sonrisa de comodidad y contento.
traducción: Hugo Müller