Crumb tira a Trump por el inodoro

Robert Crumb siempre fue conocido como uno de los chicos malos del mundo del comic. Ha rellenado sus libros con obscenos dibujos de mujeres y comentarios ofensivos, y aún ofrece muestras en finas galerías de arte de Nueva York, donde cientos de admiradores lo esperan por un autógrafo.

La última exhibición del ilustre artista, de título estrafalario e intraducible, se extenderá hasta el 19 de abril en la galería David Zwirner. Abarca viejos libros de comics de los ’60, una caricatura de Donald Trump y un retrato de Stormy Daniels, siguiendo el camino de Crump como líder en perversidad, aunque marcando el fin de una era, ya que Crumb ha dejado de dibujar mujeres.

El artista nacido en Filadelfia fue una figura clave del movimiento contracultural de San Francisco durante la revolución sexual y ahora decidió dejar de mostrar la forma femenina. ¿Quizá como resultado del movimiento #MeToo?

Ya ni siquiera miro a las mujeres” dijo Crumb en Nueva York. “Trato de ni pensar en ellas. Ayuda que tenga ahora 75 años y ya no soy más esclavo de una libido rabiosa”.

Es una notoria diferencia respecto de un período en que su trabajo se caracterizaba por mujeres esculturales de muslos gruesos, y aún en su serie de 2016 Arte & Belleza, presentó una selfie en el espejo del baño de una modelo de 21 años que voluntariamente le envió desnudos.

Cuando era joven estaba obsesionado con el deseo sexual, fantaseaba sobre sexo, tratando de imaginar cómo era fornicar. Era horrible” dijo Crumb. “Afortunadamente para mí, encontré un modo de expresar la turbulencia interior en mis comics, de otro modo hubiese terminado en la cárcel o en un psiquiátrico. Sin exageración. Estoy mejor ahora. Lo he trabajado todo de alguna manera. El éxito y el amor de mujeres reales me ayudaron un montón. Aline realmente salvó mi triste culo”.

Se refiere a Aline Kominsky-Crumb, su esposa de 41 años, una dibujante y colaboradora por derecho propio. Pero no todo ha cambiado desde el Verano del Amor. Al señalar los bonitos retratos de su esposa Crumb revela a sus otras amantes también.

En esta muestra hay un montón de dibujos de otras mujeres con las que he estado involucrado íntimamente, antes y durante mi relación con Aline. Tenemos un tipo de ‘matrimonio abierto’, como artistas bohemios y libertinos que somos”.

Esta exhibición, curada por Robert Storr, focaliza también libros de los ’70. Hay dibujos de mujeres acrobáticas con traseros de tamaño Kardashian, sórdidos hombres de negocios sonriendo detrás de cigarros y un bosquejo de un hombre-conejo abofeteando en el rostro a una mujer. Otro tiene a una mujer con las palabras “Objeto Sexual” flotando sobre su cabeza. Cuando se le preguntó sobre su elaboración Crumb no recuerda haberlo dibujado.

Estoy seguro que debí haber usado el término irónicamente, una especie de auto-acusación” reflexiona. “Sí, soy culpable de ver a las mujeres como ‘objetos sexuales’, lo hice miles de veces a lo largo de mi vida. No puedo evitarlo. La visión de una mujer con un culo grande y piernas fuertes instantáneamente me electrifica. No era algo que podía evitar sentir. Sólo podía frenarme y actuar, y ahí está el ‘malestar de la cultura’ de Freud”.

Los dibujos de supermujeres de Crumb no siempre significaban su empoderamiento. “Cuando era joven tuve un montón de enojos con mujeres, así como con hombres y hacia la sociedad en general. He aventado mis sentimientos con mi arte, en mis comics. Fui lo suficiente loco para no pensar demasiado en las consecuencias” dice Crumb.

Pero las cosas cambiaron cuando Crumb recibió críticas: “Me volví más autoconsciente e inhibido. Finalmente, me resultaba casi imposible dibujar cualquier cosa que pudiera ofender a alguien, y hoy estoy en este punto”. Y hay vida después de los libros: “Si, ya no dibujo tanto. Está bien. Mucha tinta ha corrido bajo el puente. Es suficiente”.

Por décadas Crumb transportaba un cuaderno de bosquejos a cualquier lugar donde fuera, algo que aprendió de Leonardo da Vinci. Eran los ’70, una época en que dibujaba religiosamente. “Dibujaba de la vida, de fotos y de mi imaginación. También los usaba como diarios, llenando varias páginas sólo con texto, largas y confusas divagaciones. Estaba socialmente alienado y tenía un montón de tiempo en mis manos” –dijo Crumb.

Además de los cuadernos en exhibición, la muestra presenta las tapas de la revista Zap, su afamado Mr Natural, que fue crucial para el movimiento under del comic de los ’60. which was critical to the underground comix movement of the 1960s. También sus Comics de Autodesprecio de los ’90, sus dibujos de Artie Shaw, una tira basada en Philip K Dick y una tapa de una pareja gay rechazada por la prestigiosa New Yorker en 2009.

Las historietas de Crumb siempre han sido una crítica a la sociedad moderna, cargadas de nihilismo, sarcasmo y desilusión, por no mencionar sus alucinaciones por drogas y la batalla en curso entre bohemios de diferentes, muchos de los cuales eran sus principales lectores en los ’60 y ’70.

Algunos han planteado que la obra de Crumb retrata la sociedad yanqui pero también es una instantánea de su mirada personal. Los temas de sus cuadernos abarcan desde amigos a novias, extraños en lugares públicos y gente basada en fotos de revistas. “A veces sólo tipos creados en mi cabeza” dijo.

También hay ediciones de HUP, un autoproclamado comic para ‘tipos modernos’, incluida una de 1989 donde humilla a Trump en el inodoro luego de leer su libro, Arte del Negocio, que Crumb consideró insultante.

Mi opinión sobre Donald Trump cambió poco desde que hice aquella tira. En aquel momento creo que le di demasiado crédito por poseer un poco de clase y sofisticación, Ahora tengo una opinión más baja que entonces. Ahora percibo cierta cualidad gamberra, rastrera, en su carácter, un tipo que puede decir con la cara totalmente erguida ‘¿Dónde está mi maldito dinero? ¡Quiero mi maldito dinero!’. Es una cita del Libro del Miedo de Bob Woodward”.

Al preguntarle si se siente mal interpretado dijo que sólo si su público cree en todo lo que dibuja. “Sólo me siento así cuando la gente reacciona a mi trabajo como si pudiera defender las cosas que dibujo, las locas imágenes de violencia sexual, las imágenes racistas. Creo que no lo están entendiendo. No dibujo estas imágenes con la intención de herir o insultar a alguien, con la excepción de unas cuantas veces en que hice tiras para divertirme con individuos específicos como Donald Trump”.

Crumb sugiere que es el público quien decide. “Soy sólo un artista loco, no pueden pedirme que dé cuenta de lo que dibujo. Personalmente, no creo que tengan una mala influencia sobre la gente. No creo que funcione de esa manera. La gente engañadora, como Donald Trump, eso es lo que les hace daño”.

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