Viejo Tom

La bruja que sostiene la posada en la que me echo una copa es vieja y más fea que el pecado, estoy contento de que no me reconozca.

De hecho, para mí es duro pensar, aunque mi pelo sea como la nieve,

que ella era la chica más fresca y rosada que cortejé hace tanto tiempo.

Me equivoqué con ella, aunque es tristemente verdad que ella quería ser agraviada:

Mayormente ellos lo hacen, a menos que seas tú el tipo de hombres que anda en tanga.

Bueno, de cualquier modo la dejé entonces para navegar a través del mar,

y sin duda tuvo otros hombres, y pronto perdió la visión de mí.
Así ahora ella es una dama barrigona y señora de la posada,
con mal genio y lengua para acusar, bigote y triple papada,

y aunque no tenga un hogar apropiado contento ronroneo,

y de mis bigotes barro la espuma, contento de no haberme casado con ella.

Aún así es gracioso estar sentado aquí y contemplar su rostro,

y mientras levanto mi jarra de cerveza sueño con nuestra desgracia.

Y así vengo cada día para disfrutar más y más la broma de que cincuenta años atrás yo era su enamorado.

 

traducción: Hugo Müller

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