Los ombligos
Los hombres tienen más o menos ombligos,
algunos son nítidos, algunos no,
Siendo gordo debo confesar que el mío está lejos de ser caliente.
El de la mujer es un anillo perlado, amoroso a mi mente,
así de él tímidamente canto y estoy inclinado
Creo en la denudez.
Las formas divinas de la mujer deberían estar desnudas para que todos las veamos en color y en línea.
Así, queridas damas, reconozco que los hoyuelos de vuestra cintura tienen la aprobación en mis ojos, el favor de mi gusto.
Queridas, complázcanse, píntenlos de oro, o algún tinte pastel,
haganlos estrellados para ser cautivantes a la vista.
Aunque sé que jamás debería decir cosas como ésta:
¡qué dulce sería besar un ombligo capullo de rosa!
traducción: Hugo Müller