Los condenados

Mis días están cercados por el pensamiento de hombres atrapados en rollos de Justicia

con piedra y acero, en cadenas y celdas, hombres condenados a un infierno viviente, aún cuando no se los culpe.

En mi diversión de sol veo su oscuridad:

por lo que son y han debido ser culpen a la Naturaleza,

roja en dientes y garras, culpen a las leyes más allá de toda ley humana,

culpen al Destino.

Detrás de muros ciegos los veo partir, sombríos espectros de tristeza eterna,

agotado gris de esperanza, almas muertas de autoasesinarse,

y aún sé con la angustia del dolor que debe ser así.

Conozco la sangre de hermano que han derramado,

e hijos de Caín deben pagar su culpa, sé las desviaciones

que brotan del oscuro abismo que debemos condenar,

sé eso pero por la gracia del Cielo deberíamos pudrirnos en su lugar:

¡Dios se apiade de ellos!

 

traducción: Hugo Müller

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