El pintor
En una alameda de quietud junto al mar él mezcla colores, mide el espacio,
es un hombre de bronce y vivaz, la paz se refleja en su rostro.
Mírenlo cómo se para y contempla largamente,
hasta que hábil de mano y con ojo profundo captura en ua tela cuadrada
la alegría de la tierra y el cielo.
Apartado de la lucha y el servilismo,
lejano de preocupaciones y codicia,
debajo del azul él vive su vida de Naturalez y Arte.
Lamenta que sus cuadros deban ser vendidos, sí,
aún cuando sus fondos sean escasos,
y hombres gordos paguen una cartera de oro,
él suspira al verlos partir.
Mi querido trabajo es el de la pluma, y aunque mi verso sea leído
sus cuadros estarán vivos cuando mis tropos estén oscuros y muertos.
Dios nos da talentos grandes y pequeños,
y aunque jamás me arrepiento de mis rimas
a veces deseo después de todo ser también yo un pintor.
traducción: Hugo Müller