El muchacho de la señorita Moriarty
La señorita Moriarty vino la semana pasada, y me dice, ella dice: “Seguro que mi corazón está roto por completo ahora, es lo afortunada mujer que eres, aún tienes a tu Denis para alegrar tu hogar, pero mi Patsy, ¿dónde está? Tirado solo, frío como una piedra, muerto en la cansadora guerra. Oh, lo estoy viendo ahora cuando lo miré por última vez, con su cabello enrulado y brillante, y el maravilloso, tierno corazón que tenía, y sus ojos cuando partía, brillando y mirándome desde el orgullo de su propia altura: Seguro me acordaré de mi muchacho hasta el último día de mi vida”.
Y justo cuando me hablaba con aquellas palabras apareció mi Denis en la puerta,
venía de la vieja taberna de McGonigle, venía de haberse bebido su paga,
y la señorita Moriarty lo miró, y no dijo nada más,
y envolvió su cabeza en su viejo chal negro, y silenciosamente se fue.
Y lo que yo estaba pensando, te pregunto ahora, cuando puse a Denis en la cama,
con él maldiciendo y desvariando la mitad de la noche, mientras me sentaba fría a su lado,
¿estaba pensando en la pobre mujer que era con su Patsy asesinado y muerto?,
¿estaba llorando por la señorita Moriarty? No estoy segura de eso.
La señorita Moriarty anda con una mirada brillante en su rostro,
con su pelo gris bajo su viejo chal negro, y los ojos de su madre mansa,
algunos dicen que es un poco de su cabeza, pero de cualquier modo es el caso,
su temperamento es tan dulce que jamás dirías que ha estado perdiendo a su único hijo.
Y pienso, mientras espero cada noche a que mi Denis vuelva a casa ciego,
y estoy escuchando sus pies tambalearse por la escalera a eso de las tres y media:
Seguro hay muchas formas de romper un corazón, y no he arreglado mi mente,
¿sería yo la señorita Moriarty, o la señorita Moriarty yo?
traducción: Hugo Müller