Dos tumbas

Primer fantasma
Para sepultar mis huesos moldeados compré un montón de piedras nobles,

y la mitad del año gastó un escultor para tallar mi monumento de mármol,

el más majestuoso que alza su cabeza en toda esta ciudad de los muertos.
Y las generaciones que pasan mirarán boquiabiertas y preguntarán:

¿Qué hizo para ganar esta tumba tan rica y rara, en gracia ática más allá de toda comparación?

¿Cómo fue gastada su vida en honor para merecer este orgulloso monumento?

“¿Qué hice?” Bueno, no mucho. Es verdad, tengo el toque de Midas.

Hice un millón de libras para glorificar el nombre: John Smith,

aunque ni un alma lloró por mí cuando la muerte me apartó de mis compañeros.

Mi escultor gano fama inmortal mientras yo, que pagué, soy sólo un nombre.

Segundo fantasma
Una cruz de madera examina mis huesos sobre la cual se escribió en lápiz: Peter Jones.

Y a su alrededor hay quinientas más (¡un trabajo adecuado hizo el viejo hombre Guerra!)

Tan jóvenes eran, tan frescos, tan sanos, tan esperanzados, que se hizo un infierno de ello.
Los viejos fueron debilitados y están maduros para morir,

pero en el rubor de la Primavera estaba yo.

Pude haber tenido diez hijos para que se conviertan en hombres de ley,

y ahora una cruz en malezas a pudrirse, es todo lo que muestra cuán bravíamente combatí.
La vieja rebeldía, el joven debe pagar, mi vida fue desperdiciada, lanzada afuera.

Mientras la gente se alegra de olvidar la amargura de la vena de arrepentimiento,

sin un alma que llore por mí, mi esqueleto sonríe burlón.

… Cruces pálidas saludan a las estrellas dolientes, y siempre serán Guerra y Guerras.

 

traducción: Hugo Müller

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