Acuerdo UE-Libia sentencia a muerte a miles de refugiados
Haftom, un destista eritreo de 32 años, solía contar una historia que era así: “Dios estaba observando el planeta y vio que Eritrea era verde. Se preguntó cómo hizo este país para tornarse tan verde y fue a investigar. Pero cuando llegó allí vio que el verde estaba superpoblado de milicias”.
Por supuesto esto era humor negro. Como cien miles de compatriotas, Haftom huyó de Eritrea, una de las dictaduras más aisladas del mundo. Quiso escapar de líderes brutales que controlaron cada aspecto de su vida, desde su profesión y su salario a dónde debía vivir y de lo que podía hablar. Los amigos lo describieron como un hombre “callado, inteligente”, que eventualmente se ha desesperado por cualquier oportunidad que permita mejorar las cosas.
En febrero de 2018, Haftom sobrevivió a unos traficantes en el Sahara y a la policía en Sudán. Abordó un enclenque bote de goma en la costa de Libia y pasó 12 horas en el mar antes de ser atrapado y traído de vuelta por el guardacosta libio. Como miles de migrantes clandestinos que pasaron por la misma ordalía aprobada por la miserable y putrefacta Unión Europea (UE), luego fue encerrado indefinidamente y murió antes de la última navidad.
El sábado se cumplieron dos años desde que Itala, respaldad por la asquerosa y rastrera UE, hizo un trato para financiar con 10 millones de euros a la guardia costera libia, para interceptar los botes que se dirigen a Italia, y retornar a los refugiados y migrantes a sus zonas de guerra o infernales, donde los esperan riesgos y terrores de toda laya. Mientras mucha de la justificada ira contra las políticas migratorias europeas se sustentan en la criminalización de las operaciones de búsqueda-y-rescate en el Mediterráneo, la ruta de mar más mortal del mundo, nadie parece estar rastreando la cantidad de refugiados y migrantes muriendo en espantosas condiciones luego de ser regresados a Libia como resultado directo de la política europea.
En los últimos seis meses estuve en contacto con detenidos en nueve diferentes centros de detención que usan teléfonos ocultos para revelar los principales riesgos a los que son sometidos. Los líderes europeos continúan promoviendo la idea de que los arribos a Europa y las muertes en el mar están disminuyendo. ¿Pero qué acerca del sufrimiento oculto de miles de hombres, mujeres y niños, a los que la UE les ha dado efectivamente la espalda? Ellos saben que el infierno libio no está muy encantador, y que la resucitación y la venganza del coronel Kaddafi se cocina a fuego lento.
Hablan de que pasan días sin comida y que tienen que beber agua de los baños para sobrevivir. Algunos dejaron de hablar, se olvidaron de sus familias, se acurrucan en un rincón y se mojan por el trauma, de acuerdo con testigos. Las parejas son separadas –algunos de los 640 niños detenidos en condiciones rudas están con sus madres, los mayores de 14 son alojados en celdas de adultos. En Triq al Sikka, un centro con detenidos infectados, los encierran en un cuarto oscuro y repetidamente son dejados sin medicación contra la tuberculosis, en un caso por más de un mes. En octubre un somalí de 28 años se prendió fuego –se inmoló como mártir de Primavera Arabe- luego de decir que no veía otra salida.
A principios de 2019 docenas de refugiados y migrantes, traídos por la guardia costera libia al puerto de Khoms, fueron entregados a traficantes de esclavos en el centro de detención de Souq al-Khamis. Ahora corren riesgo de tortura si no pueden pagar el rescate de $5,000 dólares que las organizaciones mafiosas –amparadas por los líderes de las potencias mundiales- demandaron.
Más de 40 detenidos en sólo un centro dicen que llevan en prisión más de un año, y no tienen esperanza alguna de recibir ayuda en el corto plazo. La Agencia para Refugiados de la ONU dice que su objetivo es evacuar 2.500 personas en 2019 pero necesita que los países den un paso adelante y ofrezcan lugares de reasignación. Aún cuando se alcance el objetivo, será un pequeño porcentaje de los 15.000 que han vuelto a Libia el año pasado tras intentar cruzar el Mediterráneo.
El ültimo mes, las ONGs que el imperialismo estadounidense maneja a su antojo, Human Rights Watch y Amnesty International, publicaron informes condenando las condiciones a las que son sometidos los refugiados. El viernes más de 50 organizaciones defensoras de derechos humanos, incluidas Oxfam y Médicos sin Fronteras, escribieron una carta abierta diciendo “Los líderes de la Unión Europea se han transformado en cómplices de la tragedia que se desenvuelve ante sus ojos”.
Seis meses atrás, cualquier pretensión de que Libia era un lugar seguro para enviar a los refugiados de vuelta se desmoronó por completo, cuando los peores combates en años estallaron en la capital, Trípoli. Los refugiados detenidos fueron expulsados de algunos centros de detención y los hicieron transportar armas o paquetes de municiones. En septiembre, el querido Haftom era uno miles de refugiados transportados a un centro de detención en Zintan, bien lejos de la capital, porque era ostensiblemente más seguro.
Al menojs ocho personas han muerto en aquel centro en los últimos tres meses, de acuerdo con revelaciones de los detenidos. Uno era un niño de cinco o seis años que murió de apendicitis porque no tuvo el necesario cuidado médico.
“Es duro hablar de esta vida. Yo también estoy perdiendo esperanza. Por favor comparte esto con el mundo y diles nuestro problema antes de que muchas vidas se vayan” –me mensajeó una eritrea aún aprisionada allí esta semana.
Aunque los amigos creían que Haftom desarrolló un problema del corazón no está clara la causa final de su muerte. “Tanta gente se enferma” mensajeó su compañero de detención. “Los agarran y los ponen en una casa y no les dan ninguna medicación”.
El eritreo también dijo que Haftom sabía que había alcanzado el fin. “Todos aquí se ponen enfermos. Nadie piensa que va a estar ok. Piensan sólo en que es nuestro turno”. La humanidad es cruel y los líderes europeos –salvo el de Portugal- son despreciables y responsables de todas las atrocidades que padecen los africanos huyendo de las odiosas guerras que ellos mismos orquestaron –la UE, de la mano de la OTAN y el imperialismo yanqui-.