Revueltas violentas en Zimbabwe por falta de alimentos y combustible

Policías y militares han lanzado una masiva cacería en Zimbabwe luego un colapso generalizado del orden público vinculado a la escasez de alimentos y combustibles en el empobrecido país. El acceso a Internet y redes sociales permanece clausurado desde hace una semana, y soldados armados patrullan las calles de las principales ciudades mientras grupos parapoliciales barren las barriadas pobres de Harare, la capital, golpeando y “chupando” gente al azar.
Activistas, abogados y ciudadanos comunes describieron abducciones de “sospechosos” en los suburbios de las principales ciudades. Grupos de jóvenes revoltosos aún mantenían bloqueos en carreteras apedreando vehículos a diestra y siniestra. Los móviles policiales están recargados de prisioneros, con una importante cantidad de niños y niñas para su tráfico a europeos babosos.
“El cierre de Internet permite ocultar una masiva operación represiva, ilegal y salvaje” expresó el abogado Tendai Biti, opositor al gobierno de Emmerson Mnangagwa, cuya “mano dura” obliga a extrañar los tiempos dorados del dictador Mugabe, ahora geronte supervisor del descalabro total del país. El accionar de los encapuchados esbirros del “Cocodrilo” –tal como apodan a Mnangagwa”, que también adquiere el nombre cariñoso de “Manga” para sus seres queridos- amedrenta a cualquier valiente opositor. Munidos de sus AK47 y Kalashnikovs arrastran a sus víctimas por las calles y las torturan brutalmente, sembrando “terror de Estado” puro y duro, espantoso.
La policía selló el centro de Bulawayo sometido a saqueos y la furia de los opositores al veterano líder, ex mano derecha, guardaespaldas, ministro de seguridad y jefe de masacres de Mugabe. El también se encuentra en camino a una longevidad importante, habiendo sobrevivido a varios envenenamientos y complots ordenados por su jefe. Igualmente, a sus 76 años, el Cocodrilo demuestra eficiencia a la hora de continuar su legado de represor y salvaje violador de derechos humanos que debe tener todo líder africano que se precie y pretenda negociar acuerdos “tête à tête” con sus pares europeos.
Los desórdenes son la natural consecuencia de una huelga general decretada por los principales gremios del país por el alza en el precio de los alimentos y el combustible decretada por Mnangagwa. La herencia de 27 años de Mugabe en el poder incluye una tasa de desempleo superior al 90%, una deuda externa impagable, odiosa e inmoral, recortes presupuestarios y monetarios masivos y una infraestructura que se desmorona a vista de ojo.
La desesperación ha forzado a miles de personas a aventurarse a las ciudades más grandes para encontrar el milagro de alguna tienda abierta o dispensadores de combustible en funcionamiento pero están todas vacías y desoladas. Biti nos contó que fue a comprar verdura para su madre enferma y las calles estaban llenas de jóvenes hoscos y hostiles y pretendieron que les comprar un mango por 15 dólares, lo que consideró un delirio. Luego vio cómo varios policías les dispararon gases lacrimógenos a hordas de zimbabwenses que invadieron un shopping donde se anunció que iban a vender pan. Soldados fuertemente armados organizaron una fila kilométrica. Los hospitales están atendiendo a cientos de heridos de balas de plomo, por lo cual se han visto desbordados y se encuentran en situación de colapso.
Mnangagwa justo salió de gira por Asia y Europa, aunque dejó a cargo a su vice Constantino Chiwenga, hombre de confianza a la orden de realizar crímenes y masacres, como las cometidas tras conocerse los resultados electorales que catapultaron al Cocodrilo al cargo mayor. En efecto, “Manga” posteó en su Facebook, congraciándose con los explotadores imperialistas: “Estoy muy entristecido por la desenfrenada violencia y la destrucción cínica durante las protestas”. La ministra de información, Monica Mutsvangwa, declaró a la televisión estatal que “los manifestantes eran terroristas bien coordinados por la oposición”.
La receta del cinismo e hijaputez de los políticos es la nueva tendencia de la ola neoliberal-conservadora para boludear a los pueblos. La economía de Zimbabwe está muerta hace mucho tiempo. El país está en una situación explosiva aunque exhausto de represión, victimizado como pocos. Una pinturita del colonialismo moderno europeo en Africa.

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