La revelación
La misma vieja carrera matutina, muchachos, al mismo viejo ruido y alboroto,
encadenados todo el día al mismo viejo escritorio, abajo en la misma vieja rutina,
enviando los mismos viejos libros grasientos, tomando el mismo viejo tren:
Oh, ¿cómo me las arreglaré para resistirlo todo, si alguna vez llego a volver?
Le decimos adiós a la vida en una jaula, estamos terminados con empujar la pluma,
nos están bombeando llenos de furia belicosa, nos están mostrando cómo ser hombres.
Sólo estamos comenzando a encontrarnos a nosotros mismos,
somos maravillas de la fuerza y el músculo,
pero cuando volvamos a nuestros trabajos de maricas,
oh, ¿qué vamos a hacer?
Porque las espaldas inclinadas con el contador encorvado
serán transportadas erguidas y justas,
y los rostros blancos de la luz de la oficina serán bronceados por el aire abierto,
y caminaremos con el paso de un orgullo recién nacido,
con una nueva alegría hallada en nuestros ojos,
hombres llenos de desprecio que jugaron a los dados con la muerte bajo los cielos desnudos.
Y cuando retornemos a la triste rutina, y a la llamada del jefe pelado,
¿no creen que la sucia ventaja ciega, y la más sucia pared de la oficina,
súbitamente se disolverán en una visión del espacio,
de una noche violenta, con cicatrices de fuego?
Entonces… ¡oh, la diversión de la emoción del peligro, y oh, el rugido de la lucha!
¿No creen que mientras vendamos una caja de alfileres el contador se desvanecerá,
y nuevamente estaremos viendo los cercos de bolsas de arena,
y el brumoso gris del alambre de púas?
Mientras una voz llana pide una libra de té,
¿no se imaginan que escucharemos en vez el lamento del viento nocturno y
el tono monótono de la bala que está encima?
¿No creen que las cosas que estamos viendo ahora nos asaltarán a lo largo de los años,
el cielo y el infierno rodarán haciéndose uno, gloria, sangre y lágrimas,
el patrón de la vida recogido con un hilo escarlata,
donde una vez tejimos con un gris para recordarnos a todos
cómo cumplimos nuestra parte en el estremecimiento de un día épico?
Oh, ahora estamos inscriptos para la Gran Aventura,
estamos comprometidos con la Novela Real,
nos encontraremos a nosotros mismos o nos perderemos en algún lugar de la vieja y frívola Francia,
conoceremos el fervor de la vida del combatiente, lo mejor que tenemos lo entregaremos,
tendremos hambre y sed, moriremos… pero primero viviremos, por los dioses, ¡viviremos!
Respiraremos aire libre y acamparemos bajo el cielo estrellado,
marcharemos con hombres y lucharemos con hombres,
y veremos hombres reír y morir, conoceremos tanta diversión como jamás soñamos, sondearemos las profundidades del dolor:
pero lo más duro de todo ello será cuando regresemos a nuestros hogares.
Porque algunos de nosotros sonríen afectadamente en una tienda de gasas,
y algunos enseñan en una escuela,
algunos ayudamos con el asiento de nuestros pantalones a pulir un taburete de oficina,
algunos de nosotros buscan explicar los méritos del jabón o jamón de alguien,
pero todos nos preguntamos qué haremos cuando tengamos que retornar nuevamente.
traducción: Hugo Müller