El Salvador en una jodida encrucijada
Cualquier seguidor de los vaivenes de la política internacional y regional sabe que en América Latina ha recrudecido la confrontación entre dos bloques políticos que se puede diferenciar por sus rasgos antagónicos: por un lado, se encuentra la derecha conservadora, cipaya y oligárquica, que luego de un ciclo de horrorosos gobiernos populistas en el continente, apeló al fraude y a los golpes blandos para retomar el control de las políticas públicas y las relaciones internacionales, conformando aproximadamente el 10% de la población; por el otro, los trabajadores y ciudadanos que subsisten en condiciones precarias o con severas limitaciones presupuestarias, que conforman el 70%, y pese a ello no pueden aglutinarse en bloques que desalojen a la abrumadora mayoría de gobiernos espurios, con líderes de evidente fragilidad intelectual y raíces crudamente corruptas, que se han apoderado de la mayoría de los países latinoamericanos. El 20% restante son directamente excluidos o encarcelados, entre ellos migrantes que en busca de mejor vida pretenden llegar a Estados Unidos como panacea de una vida plena de vejaciones.
Junto a Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia (descartamos a Uruguay por la tibieza extrema de su izquierda), El Salvador es aún un bastión de los gobiernos populistas (más bien populares, o socialistas, o distribuidores de la riqueza, o que ponen en riesgo a los delincuentes de cuello blanco y a los grandes evasores, o sencillamente se oponen a los designios del imperio yanqui). Y pronto, en febrero, se realizarán elecciones cruciales que pueden impulsar y consolidar un proyecto u otro, y marcar una tendencia hacia la recuperación de importantes territorios perdidos, la cual se inició con el triunfo de AMLO en México.
Los competidores en El Salvador son 4: 3 de la derecha, representados por la coalición Alianza por un Nuevo País (constituido por los partidos ARENA, PCN, PDC y DS), los institutos políticos GANA y VAMOS; y uno de izquierda representado por el FMLN. La “Alianza por un Nuevo País” propone cumplir literalmente las directrices del FMI y del Banco Mundial y, en aspectos operativos, consultar o, mejor dicho, seguir las órdenes de la embajada de Estados Unidos . Se podría prever en un hipotético gobierno de ARENA, que ocurriría lo mismo que ha sucedido con el gobierno de Macri en Argentina; es decir, la pérdida de derechos laborales y la entrega total de la soberanía nacional a los intereses de grandes corporaciones transnacionales, siendo sus referentes intelectuales notorios neoliberales adictos a la timba financiera (Tomasino, 2019, en rebelion.com).
El partido GANA es una mezcla amorfa cuyos dirigientes no pueden elaborar una idea de cómo piensan resolver los problemas de pobreza, inseguridad, inflación y violación de derechos humanos que padece el pequeño país centroamericano, todos ellos instigados y acicateados por la mencionada embajada. Lo único que hacen en los debates televisivos y online es defenestrar al FMLN por su arcaica ideología. Niegan sus logros más evidentes y apelan permanentemente al insulto soez. Su candidato se dedica a copiar programas y propuestas de otros partidos, carece de pensamientos u opiniones personales. Con VAMOS ocurre excactamente lo mismo, ni juntando a sus principales asesores y think tanks se podrá extraer algún eslogan que no sea producto del marketing político, no hay nada que decir, los opresores no necesitan explicarle a los oprimidos sus acciones.
El único que ha presentado un programa es el FMLN, denominado “Por un país mejor”, luego de una consulta amplia a diferentes actores de la sociedad salvadoreña. El programa está constituido por seis ejes prioritarios: 1) Trabajo/empleo, 2) Educación, 3) Salud, 4) Seguridad, 5) Salvadoreños en el exterior y 6) Medio Ambiente, de los cuales se desprenden 31 compromisos que dan continuidad a los programas sociales impulsados desde 2009, con énfasis en la población joven, mujeres, población indígena y adultos mayores (Tomasino, 2019).
Cada uno de estos ejes y compromisos plantea metas claras y medibles; como por ejemplo, en el área económica propone la generación de 385.000 empleos en 5 años teniendo como base lo conseguido en el período 2009-2017 en el que se generaron 380.000 puestos de trabajo. También promueve la adquisición de al menos un 40% de las compras del gobierno a pequeños y medianos productores y la inversión en la producción agrícola e industrial (Tomasino, 2019).
Se compromete también con la profundización de programas sociales en educación, escolarización, alfabetización e innovación tecnológica. Gratuidad en la educación pública, incluida la educación superior, dotando de mayores recursos a la Universidad de El Salvador. Además, se proyecta la ampliación en cobertura y calidad de los servicios de salud pública, sólo por mencionar algunos de las propuestas que se articulan con el propósito de promover y defender los derechos humanos. Si con este sencillo y humilde programa no se vence a las diabólicas y energúmenas fuerzas discursivas de la derecha, las crisis económicas se agudizarán y con ello, la violencia será cada vez más salvaje. Para ir por el camino contrario, sí o sí debe vencer el FMLN. ¿Será El Salvador el salvador del continente, el que promueva el triunfo de Evo, el retorno de CFK y una pronta retirada del espantoso gobierno bolsonarista?
Nota: Cfr. FMLN. Programa de gobierno “Por un país mejor”. http://www.fmln.org.sv/index.php/noticias/noticias-fmln/2765-plataforma-hugo