Relatividad

Miré abajo a un campo con margaritas donde un huésped
de ojos diminutos de nieve y dorado de terciopelo resplandeció
y me hizo pensar en cielos estrellados.

Miré arriba a la vastedad de la noche donde las estrellas eran muy pequeñas,
y en su galaxia de luz me hicieron pensar en las margaritas.

Tomé una margarita, sus rayos níveos estaban pintados de rosa,
y con su diminuto botón dorado pensé ¡brilla como una estrella!

Soñé que recogía una estrella del campo del cielo y la sostenía en mi mano.
Dije: “Esgrimo el poder de Dios, comprendo al Grande y al Pequeño”.

Porque cuando Todo esté dicho y hecho,
en el Tiempo y el Espacio me parece ver
una margarita igual al sol, entre los latidos del corazón de la Eternidad.

traducción: Hugo Müller

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