Los compradores

Padre se emborrachó hasta la muerte, lo disfrutó bastante.
Urgido a brindar un aliento sobrio lo hubiese evitado.
‘Conserva tu simpatía’ dijo papá, ‘nunca la busques’.
‘Hígado como mecha ardiente, divertido y contento, seguro, lo compré’.

El tío hizo un montón de plata jugando a los caballos.
‘Lo que fácil viene, fácil se va’ era su dicho.
Aunque murió en la pobreza lo pensó bien,
sonriendo con filosofía: ‘Supongo que lo compré’.

La tía tomó el camino del pecado, buscando placer,
acudieron amantes a conquistar su corazón, trayendo tesoros.
La enfermedad golpeó, con labios que sangraban,
ella batalló con braveza, sonriendo en su lecho de muerte:
‘Queridos, los compré’.

Mis décadas de vida corrieron, precisamente ocho,
y aún me he perdido un montón de diversión viviendo sabiamente.
Demasiada piedad no paga, el tiempo me lo ha enseñado,
no tuve agallas para descarriarme, la vida es una maldita carga hoy,
bueno, la he comprado.

traducción: Hugo Müller

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