Viejo amigote

Yo tenía un amigo, un amigo vivaz,
me gustaba un montón, y en su compañía no se terminaba la felicidad.
Coincidíamos en temperamento, gusto y talante,
andábamos como gitanos lado a lado,
y entonces, como ningún amigo debería,
se levantó y murió.

Han pasado veinte años desde que se fue,
pero aún lamento su pérdida,
él solía llamarme Bob y yo lo llamaba Bill.
Oh, cómo deseo que él estuviera aquí,
cómo caminaríamos bravíamente
por las colinas de brezo, a la animación de la taberna,
¡y conversar y conversar!

Como siempre solía hacer, caía para el té,
para descansar un rato y bromear un rato,
¡qué alegre estaría!
Entonces soplaría su pipa de brezo y yo mi cigarrillo,
y contaríamos historias junto al fuego, el tiempo olvidado.

Viejo amigo, ven por un rato, si sólo pudiera decir
cuánto extraño tu sonrisa alegre,
ahora te has ido.
Ah, cuando en el lapso asignado de vida
estemos cerca de nuestro final de viaje,
¡qué tesoro mayor habrá allí que un amigo de oro!

traducción: Hugo Müller

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *