Resignación

Odiaría ser ciempiés (tengo sólo dos piernas)
porque aunque necesite nuevos pantalones (como a menudo necesito)
la cuenta sería tan elevada que debería tasarse en Astorbilt,
o de otro modo tendría que convertirme en escocés y hacer cabriolas con una pollera escocesa.

Estoy muy contento de no tener el cuello de una jirafa,
me gustaría atarlo con un nudo y acortarlo a la mitad.
O, mientras uso mis collares altos ¡cómo se relamerían los hombres de la lavandería!
¡Y cuánta cerveza compraría para lubricar mi garganta!

Odiaría ser un pez dorado, un pícaro y pequeño pez arrogante,
que se quita su túnica, no podría soportar la mirada del público,
si desnudo como una piedra, y mientras preparo mi baño, prefiero estar solo.

Odiaría ser un animal, un insecto o un pez.
No tengo el menor deseo de ser el pájaro o la bestia más bajos.
Es mejor descubrir que estoy resignado y apegado al plan de la Naturaleza:
estoy contento de vivir y morir, sólo un hombre ordinario.

traducción: Hugo Müller

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