Mis colas
No he usado mi vestido de noche por cerca de veinte años,
oh, soy antisocial, lo confieso, una eremita, parece.
Tan apolillado y alejado, y aunque de pequeñita gemía,
nunca, ni en mi día más oscuro me pondré mis colas.
Cuán delgada y recortada me veía en ellas
aunque tenía sesenta años,
y ahora condeno su elegancia de reposar en un pliegue rígido.
Tengo un retrato mío, orgullosamente impreso en la prensa,
en garbo ahora condenado a un estante del guardarropa,
mi vestido de noche.
Así dejen que ésta sea mi última solicitud,
que cuando muera me vistan hábilmente con las colas
con chaleco y corbata blancos.
No, no será el mío un sepulcro vulgar,
mi carcasa para acariciar, ¡oh, dejen que mi ataúd se enorgullezca del vestido de noche!
traducción: Hugo Müller