Panteísta

Tumbado en un banco de tomillo,
borracho con primavera hice esta rima…

Aunque la gente perezca derrotada, y las razas sufran para sobrevivir
el brillo del sol nunca estuvo tan dulce, tan vasto disfruta de estar vivo,
las hojas que ríen, el pasto resplandeciente
proclaman lo bueno que es ser,
los pinos están líricos mientras paso a su lado,
las colinas me cantan hosannas.

Las rosas llaman a aquella plácida palmera,
brilla suavemente el retoño del durazno,
el mar zafiro está en calma rasa,
con tintineo de campana en la playa,
una lagartija holgazanea al sol,
una abeja merodea torpemente mi mano,
las brisas tímidas susurran: “Eres uno con nosotros porque comprendes”.

Sí, soy uno con todo lo que veo,
con el viento y las olas, con el pino y la palmera,
sus verdaderos elementos se fusionan en mí para hacerme lo que soy.
A través de mí la corriente de su vida en común fluye,
y cuando tributo este aliento humano
en la hoja y el pimpollo, capullo y rosa,
vivo como deseo… No hay muerte.

Oh, dejame huir de las cosas tristes y escuchar la canción del pardillo,
mi espíritu se aferra a la soledad, pertenezco a los bosques soleados.
¡Oh, hombres locos! Destrúyanse a sí mismos.
Pero yo me apartaré del dolor incesante…
¡Oh Tierra, garantízame la eterna alegría!
¡Oh Naturaleza, paz infinita!
Amen.

traducción: Hugo Müller

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