La perversa dictablanda de Macri
El desastre y la ruina de la Argentina siguen tranquilamente adelante. La licuación del Estado y la transferencia brutal de riquezas a las empresas y amigotes del presidente ha dejado de ser noticia y asombrar. Las cuentas offshore y la estafa del Correo son temas que a los medios de comunicación amigos les importa un bledo. El saqueo del Banco Central perpetrado por sus queridos Sturzenegger y Caputo, completamente ninguneado. Sus constantes cagadas y alardes de líder político son referenciados con seriedad por los “formadores de opinión” y el ejército de trolls y defensores de la infame dictablanda de Cambiemos. Aunque protesten las organizaciones de derechos humanos por el accionar rimbombante y criminal de las fuerzas policiales y de prefectura y gendarmería comandadas por la ministro de seguridad (como si su torpeza y defensa de los terratenientes y ricos en todo el territorio nacional fuese una novedad u originalidad del gobierno actual) el problema de la policía asesina viene de muchos años. Sí cabe reconocer que se han multiplicado los casos de gatillo fácil, torturas y otras prácticas aberrantes que se creían sepultadas en el pasado. Pero no se ejerce un terrorismo de Estado “a lo Duterte” o no se hace lo que tanto promete Bolsonaro en Brasil. No hay una “espalda” para una represión letal y mayúscula. Por eso liberaron a todos los detenidos en la marcha contra el presupuesto de Lagarde a las 3 de la madrugada del día siguiente, guardándose el gesto vil y canallesco de deportar a los venezolanos, el turco y el paraguayo cazados “por error”.
El turco se comunicó con Maldita Realidad y contó que no tenía la menor idea de que se iba a organizar una marcha, que estaba paseando por Congreso siguiendo los pasos de una guía turística digital. Añadió que estaba más preocupado por el asesinato de Kashoggi y aseguró que Erdogan es un fenómeno. De hecho, el escenario externo continúa favoreciendo la entrega de la economía del país al FMI y el servilismo idiota a los intereses de la hegemonía yanqui en la región. A la vez, apuntala la lobotomización e imbecilización de la población con la causa de los Cuadernos y el avance del entramado judicial para encarcelar a CFK, alias “yegua patagónica”.
Aunque haya elevado astronómicamente la pobreza en el país, aunque haya endeudado y condenado por generaciones a todos los habitantes de la fértil nación argentina a vivir en la miseria para poder cumplir con las obligaciones contraídas con buitres o mafiosos de ocasión –como el mismo Macri-, aunque haya incrementado la población carcelaria y aumentado exponenecialmente los índices de suicidio por simple tristeza ante la quiebra de millones de negocios y PyMEs, se lo puede seguir considerando como una dictablanda.
Tiene a Milagro Sala engayolada como la presa política más ultrajada, un botín delicioso para el villano gobernador Morales. Un ejemplo de justicia medieval en épocas donde no se encuentra el menor asidero con la realidad y la verdad en las resoluciones de los jueces. Tal vez el uso y abuso del Poder Judicial para cumplir con sus maquinaciones mafiosas sea el mayor rasgo de “dureza” de la dictablanda macrista. Quizá el pensamiento putrefacto de los nuevos componentes de la Corte Suprema, la doctrina de las “prisiones preventivas” de Irurzun, más las embestidas matonas de Bonadío, alcanzan para mantener a todo el aparato judicial a su favor, y a buena parte de la población atemorizada. Las destituciones de los rebeldes y de los jueces fieles al ejercicio del derecho elemental han estado a la orden del día, y reflejan este manejo espurio que hace el presidente de las causas que le atañen directamente, particularmente las que le permiten encarcelar o destruir mediáticamente a sus adversarios políticos. Con eso le basta a la dictablanda de Macri para ser una eficiente colonia yanqui, y ofrecérsela a Trump con un moño, “como un caramelito” (así dijo el filósofo Melconian) en la próxima cumbre del G20 en Buenos Aires. Y por supuesto, con la amenaza de las armas israelíes y francesas de última generación con la cual ha equipado a las mencionadas fuerzas policiales asesinas.
El «gradualismo» o «genocidio por goteo» implementado por Macri es mucho más perverso (y cobarde) que el exhibido por Trump o el líder filipino. Bolsonaro promete una dictadura dura, se verá si Macri lo imita u opta por continuar con su «blando» estilo dictatorial, que parece caerle como anillo al dedo.