Vana aventura

Para tener un negocio propio, con trabajo y lágrimas,

desgasté mis dedos hasta el hueso por años agotadores.

Con corazón estoico, vendí mi vida y libertad

en paciente pena por el sórdido oro, para ganancia de otros.
Escatimé y rasqué céntimo a céntimo, dejando crecer mis ahorros,

encontré una tienda descolorida en alquiler y la puse nueva.
La pintura estaba seca sobre la puerta donde brillaba mi nombre:

esperé allí a que entraran tipos a comprar pero no vino ninguno.

Ahora estoy donde comencé: me vendo a mí mismo.

Me he arrastrado hasta ser un hombre codicioso, y la vida es un infierno.

Paso por la tienda vacía de la bancarrota de mi vergüenza,

viendo mi amargo, borroso nombre sobre la puerta.

 

traducción: Hugo Müller

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