Reverencia

He visto al Hombre más Grande en la Tierra,

sí, lo vi con mis propios ojos.

Un taparrabos cubría su cuerpo

pero estaba desnudo de otro modo,

excepto por su sombrero gris,

y cuando su cabeza parecida a un domo saludó,

con reverencia lo contemplé,

momificado como cualquier faraón.
Se apoyaba sobre un pequeño bastón,

tenía un enorme cigarro en su boca,

a través de anteojos manchados de amarillo,

miraba y miraba hacia el sur,

y entonces se introdujo en el mar,

como si nadara hacia Córcega,

su brazada era tan fuerte y libre

que no pude hacer otra cosa que envidiarlo.
Un hombre más ajustado que yo, dije,

aún cuando su edad era mayor que la mía,

y estaba extrañamente contento

de verlo batallar en el mar embravecido.

Pensé: no tenemos causa para lamentarnos,

porque alguien hoy tan dinámico

nos ceñirá para la futura batalla

y nos conducirá como leones hacia el mañana.

El Hombre más Grande en todo el mundo

está haraganeando como tú o yo,

dentro de un endeble traje de baño rizado

sobre una hamaca junto al mar:

alcanza a acariciar la nariz de una mascota,

y rasca su torso de vez en cuando,

y garabatea con una lapicera

lo que asumo es una prosa enjoyada.

Y luego de mi pensamiento me miró,

y me saludó con un gran gesto,

sus dedos hicieron la letra «V»,

hice lo mismo, estaba alzando mi mano

cuando cerca de mí el barman se deslizó

con oro líquido, y entonces supe

que él sólo estaba pidiendo dos cócteles,

y tan abyectamente me hundí.

Pero aún tuve mi momento de gloria,

me acuclillé cerca del Poderoso Conservador,

Orgulloso Héroe de la Historia de nuestra Isla.

 

tradujo Hugo Muleta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *