Producción intelectual y universitaria del gobierno macrista
Nula. Cero. Desolación, tristeza. Un tal Rozitchner, un tal Kovadloff, otro de apellido Abraham, ahora arrepentido. También están los Cohen Sabban y los Wolff (reconocidos corruptores de hembras de pocas luces como Esmeralda Mitre), por no hablar del ministro Dujovne, de Avruj o de Bergman. Parece que la judería rechoncha de negocios turbios y lecturas elevadas se vio captada por el discurso vacío, inerte, proto-evangélico del presidente. Natalio Alberto Nisman, acaso, hubiese sido un filósofo macrista, si no se hubiese pegado un tiro con el arma que le cedió el “pan triste” y patético Lagomarsino. ¿O los verdaderos intelectuales de Cambiemos son Mirta Legrand, Susana Giménez, Alfredo Casero y Luis Brandoni?, ¿o más bien los periodistas Majul, Novaresio, Lanata, Fantino? ¡Qué nivel de idiotez y cretinismo, por Dios! Tal vez haya que recurrir a los extranjeros, a los Vargas Llosa, los Almagro, los Piñera, o los diábolicos jefes de fondos buitres…
Lo cierto es que desde el inicio de la era macrista las universidades han tenido todo tipo de inconvenientes para funcionar con presupuestos mínimos, rayanos a la nada. De hecho, hoy comienza una semana de paro total de los gremios docentes de las universidades nacionales, que se ven jaqueadas como jamás en su historia. El negocio de la educación de Cambiemos pasa por las universidades privadas, por el plagio y el credencialismo de inútiles insertados a la fuerza en burocráticos puestos académicos. ¿Universidad de San Andrés?, ¿se supone que esa cloaca tiene prestigio y calidad?, ¿acaso la UCEMA con sus currículas elaboradas por expertos del sector financiero? Si se intenta calibrar las políticas universitarias implementadas durante bastante más de la mitad de la gestión del gobierno uno encontrará escritorios abandonados por funcionarios ociosos, archivos y computadoras ocupados por trolls intrascendentes, esquemas de cooperación de equipos de trabajo inexistentes, secretarías envueltas en números inextricables o ajustadas hasta su extinción. En otros términos, no hubo una política que se pueda mencionar. No realizaron absolutamente acción alguna salvo infiltrar policías y gendarmes para perseguir ideológicamente a los profesores a quienes no les queda otro recurso que enseñar a sus alumnos las miserias de su profesión.
Los propios medios de comunicación del gobierno, desde donde es posible difundir la cultura y las ideas que se pretende imprimir a la nación, como la TV Pública, la radio Nacional y la agencia de noticias Telam, lentamente están siendo desarticuladas y disgregadas, sepultadas en el polvo del abandono. Esto ocurre porque los verdaderos medios del gobierno son los privados: Clarín, La Nación, Infobae, América, etc. En un gobierno mafioso y delincuente como el actual las cosas no pueden ser de otro modo, ya que los principales guiones son proporcionados por la usina de Jaime Durán Barba, personaje inescrupuloso y avariento que lleva las riendas de Cambiemos cuando a las caras más visibles no se les ocurren ya estupideces o sanatas para disfrazar su inania y enanismo mental, pero principalmente necesitan ocultar sus robos, desfalcos y crímenes de lesa humanidad, como los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, entre tantos otros que quedan en el olvido porque no aparecieron en los mencionados medios.
El corolario de una nota, que denuncia además la destrucción del pensamiento y el conocimiento científico durante la gestión de Cambiemos (así de arruinados y disueltos están el CONICET, el INTA y la escuela técnica media y terciaria), no puede invitar al optimismo. ¿Tal vez por el lado del arte está la esperanza? (El deporte también ha sido una sucesión de fracasos y aniquilamiento de los centros de alto rendimiento…) Pero la literatura, la música y las expresiones plásticas están putrefactas o de luto. Tal vez el teatro: en todas las obras del under se habla de lo mismo y aburren hasta al espectador más brioso. En síntesis, la intelectualidad ha desaparecido, las universidades están al borde del colapso. Ante este panorama, mejor ir pensando en la fuga o el tráfico de cerebros…