Mis Maestros
De poesía he sido acusado,
pero con más frecuencia de no tenerla,
oh, he sido tan entretenido por aquellos que me pusieron en el lugar,
y que me midieron por reglas, por encima
de aquellos que observo con igual amor.
Soy un artesano del verso,
del sentido simple y el tono humilde,
mi diccionario es cómodo,
tengo un léxico con ritmo,
sin ellos me enfermo con facilidad,
¿qué bardos usarían ayudas como esas?
Los poetas malos hacen buen verso, dicen,
los Grandes no despreciaron cortejar
a la modesta musa de cada día,
leo a través de Longellow y Byron,
la prueba de fábrica, mucho verso verás
comparado con lo que es poesía.
Pequeña culpa, uno no siempre puede remontarse
a las alturas sublimes y transparentes,
uno debe deplorar la prosa melodiosa,
y los grilletes de la rima rebelde:
Keats, Browning, eso es otra historia,
pero aún los Gigantes fallaron y fallaron.
Adoro a Riley, Harte y Field,
y carezco de su gaya ciencia,
a ellos les rindo un homenaje de corazón aquí,
y los sigo con mi paquete de versos:
a ellos con gratitud contemplo,
por inspirarme para hacer este libro.
trad. HM