Mi jefe
Mi jefe sale con chicas deportivas, dicen,
su vientre es grande con alegría.
Gasta en un solo día lo que yo gano en un año.
Pero yo tengo que trabajar con maldito sudor,
el cuerpo inclinado y lacerado,
mientras que todo lo que he ganado en mi vida
el lo podría apostar a una sola carta.
Mi jefe es grande y yo soy pequeño,
me esclavizo para mantenerlo rico.
Me mira como si fuese escoria y me llama como si fuera una puta…
¡Ah, no!, no usaría esa frase para designar a mi madre:
a pesar de sus elevados y poderosos modos,
mi jefe es mi hermano mellizo.
Fuimos concebidos en jolgorio común
y nacimos en el mismo dolor,
pero mientras yo fui un chico musculoso
mi hermano robó mi cerebro.
Yo era tan estúpido como él inteligente,
tan ciego como él podía ver,
y era tan así, que desde el inicio obtuvo lo mejor de mí.
Yo soy uno de tantos en su paga,
de él obtengo mi dinero,
pero él me despediría de inmediato
si se enterara que hace una semana me abandonó,
yo sentí su aliento jadeante,
y en su ojo sangriento y golpeado vi
la espantosa mirada de la muerte.
El tenía su mujer, cartas y vino,
yo tengo mis porotos y pan.
Pero oh, la última risa será mía
el día que escuche que está muerto.
Sí, porque aunque compartimos un vientre
(me regodeo en pensar en ello)
algún día me pararé junto a su tumba,
soltaré mi gargajo y… escupiré.
traducción: Hugo Müller