Mi capilla
En un sueño ocioso con la pipa en la mano,
miré a través de la plaza y ví a la pequeña capilla parada
en elocuente desesperación.
Era una ruina de la guerra,
un lúgubre estropicio: me preocupó mucho
porque mi hobby es la felicidad.
El andrajoso sacerdote dijo:
‘Eres amable. El tiempo nos deja en la estacada,
y hay varios a quienes les importa su obligación con la Iglesia.
Pero con esta preciosa suma que das,
la pondré como una gema,
vendrán los pobres a nuestro vivo altar para reconfortarse’.
Así que ahora mi capilla desesperanzada
está llena de alegría y canción,
veo a los humildes ir a rezar aunque yo no pertenezco.
Un artista y agnóstico como yo posee muy poco dinero,
pero vaya, qué bendiciones puede comprarles, ¡y a mí mismo!
traducción: Hugo Müller