Intolerancia
No tengo ninguna guía para apostar,
ni la noción que expreso
de que el dinero ganado es el único camino para pagar por felicidad.
No me las arreglo con las cartas ni con dados,
por apostar he sido golpeado.
Conclusión: para obtener oro honesto
tienes que sudar por él.
Aunque haya mal en un trago fuerte
me trae montones de diversión,
y ahora, con alguna reserva, pienso
que mis días mejores están hechos.
Aunque me ría de las tragamonedas,
siendo sano y robusto,
hallo que el mejor de los tragos a beber
es la buena cerveza del viejo Adán.
No me gustan tus moralistas
que con una sonrisa justa
te informan con un puño fuerte:
“La lujuria es pecado”.
No lo creo, pero garantizo,
por cualquier prueba humana,
de pastor, proxeneta o tía solterona,
la moralidad es mejor.
Y qué aburridas serían nuestras vidas si viviéramos como se debe,
es una gran bendición ser libre y no ser demasiado bueno.
Valoro virtudes grandes y pequeñas mientras avanzo en la vida:
pero entre los pecados más grandes de todos cuento a la Intolerancia.