Dos hombres ciegos
Dos hombres ciegos se encontraron.
Uno dijo: “Esta tierra ha sido un apagón desde mi nacimiento”.
A través de la oscuridad he buscado a tientas mi camino,
desamparado, desconociendo la diferencia entre la noche y el día.
Pero tú, aún cuando la Guerra destruyó tu visión,
todavía tienes recuerdos de Luz,
y para aliviar tu dolor presente
puedes vivir tu dorada juventud nuevamente”.
Entonces dijo el segundo:
“Sí, es verdad, debe parecerte mágico
conocer la forma de las cosas que existen,
los labios de una mujer, una rosa, una estrella.
Pero aquí reside el infierno de ello,
es mejor que mis ojos nunca se hubieran alumbrado
con el amor de las campanillas en un bosque
o de los narcisos danzantes.
«No sabes lo que has perdido pero yo sí, ¡compañero!,
puedo contar el costo de los recuerdos que aguijonean e hieren,
es mucho mejor no haber visto nunca.
Y si es por el amor, tú no lo conoces
porque la pena es nuestro lamentable destino.
Así que ahí tienes mi punto de vista:
“Soy yo, mi amigo, quien te envidia”.
Y quién tenía razón aún me confunde:
tal vez uno debiera ser ciego para apreciarlo.
traducción: Hugo Müller