Trixie
Los perros tienen un sentido más allá de los conocidos,
al menos mi pequeña Trixie lo tenía:
meneaba la cola cuando me reía,
y cuando suspiraba sus ojos se iluminaban tristes.
Y si planeaba irme ella lo sabía, oh, días y días antes:
sí, pienso que a veces los perros son videntes,
parece que sienten nuestro destino en abundancia.
Ahora tomen el caso del viejo Tome Low,
me llamaba cada semana con flores.
La querida Trixie lo amaba tanto,
con un salto alegre sobre su rodilla.
Un día cuando andaba por ahí
su pelo se puso rígido de repente,
y con espanto gruñó, aulló y escapó…
Bueno, diez horas después Tom estaba muerto.
Sí, los perros escuchan sonidos que nosotros no podemos escuchar,
y los perros tienen visiones que nosotros no tenemos,
y por eso me agarró el miedo un día que ella me contempló
como si una Figura estuviera en mi punto de mira,
y con cada pelo levantado lloró debajo del sofá y gimoteó con espanto…
y así la puse a dormir.
Ahora Trixie se ha ido, la única que me amaba en mi vida solitaria,
y aquí espero, mi raza no corre,
mi enfermedad es demasiado penosa para el cuchillo.
Mi mano de hielo ya no lamerá jamás,
ya nunca verá mi máscara desatenta:
ningún ataque al corazón, sólo el pinchazo de una aguja…
¡oh Doctor, haga lo mismo por mí!
Robert William Service, traducción: Hugo Müller