Tengo dos perros
Por años tuvimos un pequeño perro,
el año pasado adquirimos un perro más grande,
no era tan grande cuando lo obtuvimos,
era más pequeño que el perro que teníamos.
Pensamos que nuestro pequeño perro lo amaría,
lo ayudaría a convertirse en un buen perro,
pero el nuevo perro pequeño se hizo más grande,
y el viejo perro pequeño enloqueció.
Ahorra el perro grande ama al pequeño,
pero el perro pequeño odia al grande,
el perro pequeño tiene once años,
y el perro grande sólo uno,
el pequeño perro lo llama Schweinhund,
el perro pequeño lo llama perro-cerdo,
ella refunfuña maldiciones rotas
mientras sueña con el sol de agosto.
Los dientes del perro grande son terribles,
pero no mordería al perro pequeño,
el pequeño perro quiere moler sus huesos
pero no tiene dientes,
el perro grande es acrobático,
el perro pequeño es frágil,
ella salta para agarrar su yugular y pasar por debajo.
El perro grande se aferra al pequeño como pegamento,
y cemento y pasta,
el pequeño perro es su verdadero amor,
pero el pequeño perro es para ella como un trapo escarlata para un Longhorn,
o una valija para un portero,
el día que se sentó en el avispero pude distinguir su ronroneo.
Bien, ¿cómo puedes culpar al pequeño perro,
que alguna vez fue la querida ama de casa?
Retoza como un joven Adonis,
se inclina como un viejo bigote,
no se maravilla si le roba su rincón,
no se maravilla si sale gruñendo,
no se maravilla si lo llama Cochon,
o aún Espèce de vache.
Aún una vez quise un sandwich,
caviar o pepino,
cuando el sol aún no había salido,
y la luna aún no se había hundido,
mientras iba de puntillas por el pasillo,
el perro grande yacía en sueños,
y el perro pequeño dormía junto al grande,
y su cabeza estaba a su costado.
Ogden Nash, traducción de Hugo Müller