Peregrinos
Para cuando, oh, la guerra termine,
iremos y buscaremos a nuestros muertos,
iremos cuando la abeja se pose sobre el trébol,
y la pluma de la amapola esté roja:
iremos cuando el año esté en su momento más festivo,
cuando los prados se rían con las flores,
y entonces donde las cruces estén más grises,
buscaremos la cruz que es nuestra.
Porque se lamentarán con nosotros: amigos, estamos solitarios,
sin descanso en la noche y el día,
pero sólo cuando viene el tiempo de la floración,
vendrá cuando nuestras tumbas estén alegres,
cuando los narcisos estén todos soplando,
y las alondras estén estremeciendo los cielos,
oh, ven con los corazones de ti brillando,
y la alegría de la Primavera en tus ojos.
Pero nunca, oh nunca, vengas suspirando,
porque nuestra fue la espléndida liberación,
y ¡oh, pero fue diversión en los murientes
para saber que estábamos ganandote, Paz!
Así que ven cuando los valles estén brillando,
y plumados con la promesa del grano,
y aquí, donde nuestras tumbas estarán verdeciendo,
sólo sonríe y sé feliz nuevamente.
Y así, cuando termine la guerra,
buscaremos al Maravilloso:
y las damas se acicalarán para ser su amante,
y la madre buscará a su hijo,
y habrá un fin para nuestras penas,
y la satisfacción brillará sobre la pérdida,
¡como la gloria más allá de toda creencia!
Apuntamos a… un nombre en una cruz.
Robert William Service, trad. HM