Entra, la senilidad es buena

La gente vive por siempre en Jacksonville y San Petersburgo y Tampa,
pero no tienes que vivir para siempre para ser un abuelo.

Los requisitos de entrada a la abuelidad son comparativamente blandos,

sólo tienes que vivir hasta que tu hijo tenga un hijo.

Desde aquel punto comienza a mirar a ambos lados detrás de tu espalda,

porque algunas veces te sientes treinta años más joven

y otras veces treinta años más viejo.

Ahora comienzas a darte cuenta de quien ha alcanzado la altura de imbecilidad,

fue quien dijo que los abuelos tienen toda la diversión y ninguna responsabilidad.
Esta es la más tentadora telaraña de patrañas jamás hilada,

porque todos amarían tener un bebé que no implique responsabilidad alguna y un montón de diversión,

pero no puedo pensar en alguien excepto un loco o una callejera,

que confiarían en su propio hijo para que levante un bebé.

De modo que personalmente debes vigilar a tus nietos desde los pañales

a los pantalones, y desde la botella a la cuchara,
porque sabes que tus propios hijos

no tienen el sentido suficiente para venir saliendo de un tifón.
No tienes que vivir para siempre para ser un abuelo,

pero si lo eres querrás vivir para siempre,

no intentes ser inteligente,

si deseas llegar al final del camino con una garganta intacta,

no vayas por ahí diciendo que no te importa ser un abuelo,

aunque odies estar casado con una abuela.

 

Ogden Nash, traducción de Hugo Müller

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