El Frente POLISARIO va a la guerra

Por Alvaro Correa

La MINURSO (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental) postergó por enésima vez la celebración del referéndum de autodeterminación que viene reclamando el pueblo saharaui desde la implantación del coloniaje marroquí-español. La “comunidad internacional” viene postergando una y otra vez el reclamo saharaui a través de componendas y arreglos infames que realizan en su seno, principalmente, las autoridades marroquíes y españolas. Ante esta falta de sensibilidad, el Frente Polisario (Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro) ha realizado algunas incursiones violentas en territorios usurpados por los marroquíes.

La República Árabe Saharaui Democrática (RASD), creada en 1976, aún no pudo salir a la luz. Apenas nació, perdió la guerra contra tropas marroquíes y españolas que se distribuyeron las  extraordinarias riquezas del territorio saharaui. Sus enormes canteras de fosfatos, como la de Bu Craa, un yacimiento de 250 kilómetros cuadrados, la explotación más grande del mundo, hoy explotada por compañías españolas, francesas, israelíes y la alemana Krupp. Por su parte, la transnacional alemana Siemens, con financiamiento de la familia real marroquí, ha construido varios parques eólicos, motivo por el cual su CEO Horst Koeler, fue designado por António Guterres, secretario general de ONU, “enviado especial” al Sáhara Occidental. Un jefe del Frente Polisario opinó: “No estamos para confiar en estos burócratas. La situación no da para más y nos tenemos que independizar de una buena vez”.

Cabe recordar, asimismo, que el subsuelo saharaui tiene importantes reservas de gas y petróleo, que han sido concedidas a la transnacional francesa Total, cuyo nombre refleja su infinita ambición. A este panorama hay añadir los riquísimos bancos de pesca de la RASD, a lo largo de sus 1.200 kilómetros de costas sobre el Atlántico, actualmente en manos de consorcios españoles cuyo principal accionista es el ex rey y cazador de elefantes Juan Carlos, el mismo que se atrevió a preguntarle al comandante Chávez por qué no se callaba. Y las razones eran las mismas que brinda el Frente Polisario, por la dignidad y soberanía de los pueblos –en este caso el saharaui-, porque mientras todos estos extranjeros se llevan las riquezas los saharauis viven en condiciones inhumanas, hacinados en campamentos de refugiados instalados en Tinduf, al sudeste de Argelia.

Tras la retirada española y mientras Franco agonizaba, el rey Hasán II de Marruecos y su par borbón invadieron la RASD en lo que se conoció como “La Marcha Verde”, cuando unos 300.000 ciudadanos marroquíes fueron obligados a ocupar parte del territorio –la única habitable- al tiempo que los saharauis eran aniquilados por la aviación marroquí. Desde aquel momento se mantuvo un conflicto bélico al cual el mundo le dio la espalda, con un alto “al fuego” en 1991 que nunca se respetó. Actualmente, Marruecos controla el 80% del territorio mientras que el Frente Polisario apenas cubre el 20% (todo desierto), en tanto los cascos azules administran una zona de “amortiguación”. La zona fronteriza de Guerguerat es en la práctica una tierra de nadie, en el extremo sur de la frontera con Mauritania (Calvo Guadi, 2018, p. 1, Rebelión, ¿Será abril el mes de la guerra?). Allí se combate palmo a palmo y está todo minado.

Marruecos ha anunciado que actuará militarmente en la región si Polisario no se retira de la zona de frontera donde se eleva un muro de arena y piedra, de unos1.560 kilómetros de extensión, que hoy es envidiado por Trump. La OTAN y Estados Unidos por supuesto están a favor del avasallamiento marroquí, y han surtido a este reino con sofisticadas herramientas de vigilancia y control, pudiendo monitorear los movimientos de las fuerzas de Polisario en las áreas restringidas de Mahbes, Tifariti, Guerguerat y Bir Lahlou. Esta localidad tiene una notable importancia simbólica para los saharauis, ya que allí fue declarada la RASD el 27 de febrero de 1976 y allí descansan los restos de Mohamed Abdelaziz (1947-2016) líder histórico de su pueblo, ex secretario general del Polisario y primer presidente de la República Árabe Saharaui y Democrática.

El actual presidente, Brahim Gali, ha ordenado movilizar a sus escuadrones y restablecer la artillería pesada para situarse en posición de combate, con la orden de abrir fuego contra todo marroquí o extranjero que procure cruzar el muro. El principal sostén que tiene el Frente Polisario fuera de su desértico territorio es Argelia, país vecino de Marruecos que históricamente ha respaldado su lucha, al igual que el extinto y heroico coronel Kadafi. De hecho, ha librado en el siglo pasado dos guerras con los marroquíes, “la guerra de la arena” en 1963, y la guerra por la independencia de la RASD, en 1976.

Mohamed VI le respondió a Gali y aseveró que él también está dispuesto a ir a la guerra –en realidad a continuarla-, no sólo contra los saharauis sino contra la propia Argelia. El autócrata alauita expresó que no se quedará de “brazos cruzados” ante las amenazas y avances de Polisario en la “zona de amortiguación”. La escalada verbal fue in crescendo durante los últimos meses, y teniendo en cuenta lo fácil que es bombardear y aniquilar civiles indefensos en la actualidad (al menos para Israel, Estados Unidos, Francia y Arabia Saudita), sin que sufra mella el prestigio de los países agresores como demócratas y defensores de derechos humanos, es muy probable que continúe el genocidio de los saharauis a expensas del Reino de Marruecos.

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