El final de Finnigan
Ellos creyeron que yo sería un campeón,
alardeaban fuerte de mí.
Obtuve doce victorias,
la prensa estaba orgullosa de mí.
Me ví coronado de gloria,
y hubiese podido, sin duda,
hasta anoche en el segundo round,
un extranjero me noqueó.
Debió ser un accidente, no lo puedo entender.
Porque estaba tan malditamente confiado en que lo chuparía con una mano.
Me deslicé en el ring para aplausos,
jadeé por la refriega,
diez minutos más con gritos y abucheos
me soportaron para salir cojeando.
No tendré el nervio para afrontar
hoy a la mafia del deporte,
la muñeca por la que caí –mi desgracia-
lo sentirá y se desvanecerá.
Anoche, al borde de la fama,
no me faltó ningún favor:
mañana desde el hundimiento de la vergüenza
rogaré por mi viejo empleo.
Robert William Service, traducción de Hugo Müller