Cobardía criminal
por Alvaro Correa
Al final, luego de recular y alardear en Twitter sobre sus misiles inteligentes y sus armas de gran poder destructivo, el patán Trump (más bien le cabe mejor el calificativo de rufián vendedor de armas), lanzó un ataque sobre Siria, con la manifiesta complicidad de sus principales socios –Reino Unido y Francia, cuyos jefes de gobierno, Teresa May y Emanuel Macron, se suman a la ignominiosa lista de asesinos del pueblo sirio de origen europeo-. Ello, a pesar de que el ataque con cientos de misiles Tomahawk apenas causaron tres heridos y cuantiosos daños materiales a infraestructura del ejército sirio.
Estos ataques no son novedosos, como no lo es la excusa del uso de armas químicas por parte de Bashar Al Asad para desencadenarlos. Los bluffs, fake news, artimañas, mitos baratos, técnicamente “bolazos”, con los cuales la prensa, los grandes medios de comunicación al servicio de las mafias gobernantes, justifican el accionar de semejante plutócrata energúmeno (Trump) avergüenzan al ciudadano menos avisado sobre la situación en Medio Oriente, donde los crímenes diarios de Israel contra el pueblo palestino, y el genocidio por goteo de la población yemení a manos de Arabia Saudita, permanecen en una impunidad absoluta.
El fracaso del ataque, por más que el lanzador se sigue ufanando en Twitter de que fue un gran éxito, y promete continuar con su catarata de misiles, fue puesto de relieve por un animado líder sirio que fue a trabajar al día siguiente, alistando a su ejército para defenderse a sangre y fuego de esta intrusión extranjera, ciertamente, con el apoyo del bueno de Vladimir Putin detrás. Parece que su sistema antimisiles resultó ser una ganga y mostró una sólida eficiencia. Kim Jong Un lo llamó por teléfono para felicitarlo y alentarlo a resistir las patoteadas de Trump y de la OTAN.
La cobardía criminal del aparato industrial-militar estadounidense es acorde con la última retirada bochornosa de su ejército, en la última guerra convencional en la que intervino, que fue la de Vietnam. Luego, a partir de la primera invasión del primer Bush a Irak, y con el advenimiento del nuevo siglo y la caída de las Torres Gemelas, se desató en el mundo la famosa “Guerra contra el terrorismo”, pasando a denominarse guerras de cuarta, quinta o última generación (guerra total, comercial y cibernética), que involucra una disputa cultural por imponer la idiotez neoliberal en el mundo, con acciones como encarcelar al líder popular brasileño Lula, con el recurso que más están utilizando a nivel global: cooptar los aparatos de justicia para convalidar sus delitos sin igual. He aquí que los muchachos de Trump, “Perro Loco” Mattis y demás generales del Pentágono, realizan sus ataques desde cómodos refugios en Iowa, enviando a lo sumo dos o tres pilotos avezados además de cuantiosos drones. Beben sus martinis y arman sus fiestas porno mientras colocan a la humanidad al borde del abismo.
Entretando, en Egipto y Turquía se perpetúan traidores que siempre acaban avalando las agresiones yanquis. La miserabilidad y entreguismo de personajes como Al Sisi y Erdogan provoca arcadas en el pueblo musulmán. Sus dictaduras están hechas y llevadas a cabo a medida de los intereses de Washington y Tel Aviv. Por este motivo, y por supuesto, con la anuencia y el financiamiento de jeques y emires que tienen aún más subyugados a sus pueblos que los dictadores mencionados, se perpetran actos como el oprobioso y cobarde ataque del último viernes.
En cuanto al análisis de la conducción de Trump de sus fuerzas armadas, militarmente, la “madre de todas las bombas” resultó un desastre para la estrategia yanqui en Afganistán, algo de lo que hoy nadie habla. Su intervención en Siria ha pasado de querer retirarse a estos misilazos que no le hicieron ni cosquillas al héroe Bashar Al Asad. Desistió de acudir a la abyecta Cumbre de las Américas de Lima para gozar de la destrucción de Damasco cómodamente en su living y no lo logró. Ahora se viene el encuentro con Kim Jong Un, líder norcoreano que imaginamos, desde aquí, le pondrá los puntos y le escupirá como se lo merece el vulgar vendedor de armas devenido en “el hombre más importante del planeta” por el hecho de ser presidente de Estados Unidos. Por su parte, la venganza de Kaddafi se sigue cocinando…