Fuerte censura y espionaje online en Honduras para reprimir las protestas

por Alvaro Correa

El congreso hondureño (el menos corrupto del mundo según parámetros de democracia yanqui) está discutiendo una ley que censurará a las redes sociales, proveedores de Internet y a las empresas en general que no eliminen “contenido ilegal” de acuerdo con el criterio de una “junta de expertos” reclutada por el dictador JOH. Si se aprueba, todo el contenido que las empresas de Internet o que las autoridades consideren como “discriminación, discurso de odio, insultos, amenazas o incitación a perpetrar crímenes o actos violentos” será eliminado de la web.

La clase dirigente ha decidido que la represión policial y parapolicial no ha sido suficiente para silenciar la oposición popular. El asesinato de 72 periodistas, 123 ambientalistas y los más de 30 ciudadanos durante las protestas de los simpatizantes de Nasralla y Mel Zelaya contra el fraude y la reelección inconstitucional de Hernández no han alcanzado para satisfacer la sed de sangre del dictador bananero. Más que intimidar a la población estas acciones han fogoneado las demandas y aspiraciones a acabar con un régimen colocado por Washington y las elites oligárquicas del país.

La administración del Partido Nacional –extensión directa del régimen militar instalado por el golpe de 2009 avalado por Obama-, ha apelado a incrementar el uso de sus escuadrones de la muerte para aterrorizar a los rebeldes –principalmente a los trabajadores y la juventud- y a los medios y prensa de la Alianza de Oposición que han ganado nítidamente las elecciones.  Así, han destruido en vivo por Facebook las transmisiones de UNE TV y Radio Progreso, atacadas por la policía que irrumpió al grito de “vamos a montarle verga a los periodistas”.

Las “incitaciones” que el gobierno intenta ocultar al público incluyen videos de fuerzas militares y policiales disparando a los manifestantes desarmados, allanamientos y detenciones ilegales, lanzamiento de gases lacrimógenos a viviendas de barrios carenciados, golpes de uniformados a ancianos y niños, torturas y los típicos delitos y excesos que se cometen con políticas represivas como la impuesta por JOH (que de gracioso no tiene nada). Las miles de denuncias online de actos de esta naturaleza lo han expuesto a todo el mundo y ahora quiere legitimar su tiranía implementando en el país un apagón de Internet.

Sin móversele un pelo de la cara, el dictador ha dispuesto también la puesta en marcha de un plan de austeridad que hundirá aún más a millones de hondureños sumidos en la pobreza extrema y el desempleo. Cada declaración que hace es un ejemplo de lo que suele decir un burócrata al que no le importan las masas pauperizadas, exhibiendo su confianza en la capacidad del estado para mantenerlos en la oscuridad y el silencio.

Por su parte, Estados Unidos y organizaciones europeas han respaldado el fraude y han alentado la adopción de medidas de ajuste y represión. Varios países han aprobado la venta de sofisticados equipamientos militares y de espionaje al tirano hondureño, incluida tecnología para rastrear (manipular y controlar) mensajes de WhatsApp.

El nivel de infiltración y espionaje que están padeciendo los hondureños se asemeja al de cualquier país en guerra. El “modelo” de Honduras es un laboratorio de experimentación para la “nueva derecha” que conduce los destinos de Estados Unidos y los países más importantes de Europa, así como América Latina, como muestra de que están dispuestos a permanecer en el poder, ejerciendo un “terrorismo de Estado”, que ya ha costado miles de muertos y millones de hambrientos en la región.

Los gigantes de Internet (principalmente Facebook, Twitter y Google) están chochos con la iniciativa hondureña, y ya han hecho prácticas de censura y discriminación de contenidos en países emergentes y “agujeros de mierda”, como denomina Trump a los países pobres del sur. En los hechos cibernéticos, bloquean contenidos socialistas y antibélicos, favoreciendo los intereses de los ricos y la derecha global. Con una fuerte dosis de cinismo e hijaputez, JOH le ha achacado a la alianza opositora haber acordado con los maras actos de sedición. Al argumentar a favor de la ley, el legislador-delincuente Marcos Paz Sabillón sostuvo que recibió amenazas de muerte en redes sociales, proveniendo la mayoría de perfiles falsos. Paralelamente, todos los jefes policiales y militares designados por JOH están involucrados en tráfico de cocaína a Estados Unidos. De hecho, los hermanos Rivera Maradiaga, líderes del cartel de Cachiros, testificaron en una corte neoyorquina que colaboraron con Hernández en una maniobra de lavado de dinero, siendo los principales aportantes de su campaña (así como la de Porfirio Lobo, su agrio predecesor, también notorio narcotraficante).

Históricamente, Honduras ha sido el principal territorio para el despliegue de la estrategia contrainsurgente yanqui en la región, la cual ante la rápida liquidación de las exiguas células “terroristas” (simples simpatizantes de izquierda y del ideario de Sandino y el Che), se dedicó a pleno al negocio de la droga y los crímenes por encargo de empresas transnacionales.

Por último, desde Maldita Realidad conminamos a nuestros lectores y al mundo entero a armar una coalición internacional para combatir la censura de Internet en Honduras, e imploramos a los mercenarios y soldaditos de JOH a cambiar de dirección sus armas y apuntar a sus amos y superiores, que son los responsables hacedores de una dictadura atroz y del desastre social y económico que está padeciendo el país.

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