El alegre simulador
¿Quién es el esposo feliz?
Porque, de hecho, es aquel inútil en tiempo de necesidad,
aquel a quien le piden desabrochar un brazalete o un collar,
se esfuerza por ser completamente fútil, torpe, irresponsable,
o cuando una cremallera pellizca su amada espalda
no puede restaurar la cremallera en su cierre.
Otra vez, sin desear ser desollado,
ella no lo usará como una sirvienta.
En cuanto a la estufa, es el perpetuo aprendiz retrasado
que no puede encender o apagar el quemador adecuado.
Si se enfrenta a un lavado nunca se queja
sino simplemente se le caen más platos que los que limpia.
Ella encuentra su ausencia preferible a su ayuda,
y así evade todas las tareas de la comida.
Intentando reemplazar un fusible
puede provocar un apagón desde Boston a Newport News,
o colgando cuadros, ser el mago novato
que llena el salón con ventisca de yeso.
Nunca más será convocado a una competencia
con el decorador o el electricista.
Al fin amanece sobre su paciente esposa,
mejor que esté en su escritorio que rondando la casa.
Ogden Nash, trad. HM