Hartos del Pato Donald

(Agencia Maldita Realidad)

Que ahora sale un libro de “Fuego y furia” donde se chusmean vicios y miserabilidades del presidente de Estados Unidos, amenazando con ser un best seller en la nación yanqui, es una circunstancia que no evitará la degradación de la humanidad liderada por el mandamás estadounidense. Hoy se incendió una de sus torres neoyorquinas, un bombero está a punto de morir por inhalar humos tóxicos, en lo que es otro hecho que no evitará los desastres constantes que está produciendo desde el Salón Oval. Con atuendos y lujos de millonario que lo empavesan como un pavo real, los dolientes súbditos del imperio sabemos que no es más que un patán petulante capaz de negar el cambio climático o que está perdiendo la guerra en Afganistán. Por más que se autocalifique como un “genio estable”, sus reformas en todas las áreas de gobierno están agravando y agudizando los problemas de pobreza, desempleo, falta de salud y educación que padecen millones de estadounidenses sumidos en una barbarie de egoísmo y grasa mental que los está asfixiando. La nación imperial que había ostentado una sólida hegemonía a finales del siglo pasado, ha perdido terreno no sólo en la esfera económica sino en su influencia cultural y muy crudamente, en los diferentes conflictos bélicos que ha emprendido en Medio Oriente, Europa y Asia, donde Rusia y China se vienen posicionando como potencias que desestabilizan su antojadizo modo de manejar el mundo.

Ahora que Estados Unidos está siendo atacado por una ola polar inaudita -supuestamente incompatible con el calentamiento planetario- se necesita mucho fuego y electricidad, energía vital en los corazones para mantener el espíritu emprendedor de los estadounidenses que aún creen en “el país de los sueños y la libertad”. En el plano interno, el congelamiento de las calles y los edificios ha puesto un poco de orden y ha acobardado a los miles de psicópatas anhelantes de realizar matanzas absurdas, crímenes racistas o tiroteos al voleo. Sí hay un fuerte movimiento por evitar que las mujeres sean acosadas sexualmente, lo cual carece de sentido cuando la mayoría de los hombres sobreviven con sus penes helados. La industria hollywoodense continúa trabajando a pesar del clima, produciendo películas al servicio de las mentiras y posverdades de la prensa plagada de periodistas idiotas, de una ignorancia pasmosa. Así construyen guiones que pintan de héroes a los delincuentes mayores de la humanidad, en los cuales los asesinos festejan su impunidad en celebraciones inmundas que Jesucristo y los peregrinos fundadores de la nación imperial repudiarían.

Sólo pasó un año de su mandato y el daño ocasionado en todos los frentes amenaza con paralizar los motores de la nación. Se deterioraron las relaciones con todos los países del orbe, excepto Israel, que conduce la política exterior del gobierno trumpero de manera alevosa. La propuesta de mudanza de la embajada, y el reconocimiento de Jerusalem como capital del estado israelita, desencadenaron una nueva ola de violencia y terrorismo cuyas víctimas son siempre a razón de 2.000 palestinos por 1 israelí. Los asentamientos y colonias de judíos ortodoxos usurpadores avanzan sobre las aldeas palestinas, la propaganda bélica contra Irán se ceba y enloquece al punto de intentar de modo descarado un golpe blando en la pujante nación persa. Las bravuconadas y actos provocadores contra Rusia y China se multiplican, la escalada verbal y armamentística para mantener a raya a Corea del Norte no tiene descanso mientras Kim Jong Un se relame con su poderío nuclear y lanza misiles intimidantes a Japón, seguro de su capacidad de amedrentar a la diplomacia estadounidense. Ahora le quita recursos a Pakistán y sanciona económicamente a quien osa cuestionarlo o denunciar su torpe gestión a favor de un pequeño grupo de plutócratas conservadores, y en contra del resto de la humanidad.

El propio sistema político y establishment mediático yanqui lo ha combatido vanamente desde el principio de su presidencia, especulando con su insania o con hacerle un juicio político que lo devuelva al mundo de los negocios privados. Sin embargo, las mafias y dueños de las grandes compañías que conforman el aparato industrial-militar lo apoyan y lo cuidan como un bebé valioso, ya que es el mesías que estaban aguardando para poner al mundo verdaderamente en riesgo de apocalipsis, o cuando menos, con diversas crisis humanitarias que aplaquen los ánimos de revolución o disolución del capitalismo salvaje imperante.

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