Gendarmería 1 Prefectura 1

Por Máximo Redondo

En la sana competencia que se ha desatado entre las fuerzas de seguridad pública comandadas por el presidente Macri y su ministra Patricia Bullrich, se ha tomado conocimiento durante el último fin de semana que la Prefectura ha emparejado la contienda al asesinar con balas de plomo a Rafael Nahuel, un joven mapuche de 21 años que se resistió a la invasión del comando de elite Albatros de la Armada, que irrumpió en la comunidad Lafken Winkul Mapu, muy cerca de Bariloche, uno de los polos turísticos argentinos donde se ha de celebrar el año que viene la reunión del G-20, con todo lo que implica un cónclave donde se concentran líderes mundiales responsables de los principales crímenes que se cometen en la humanidad, aparte de los planes y programas económicos nefastos que pergeñan, capaces de arruinar la moral de los críticos más obstinados del sistema y del statu-quo de las democracias contemporáneas.

Venía ganando Gendarmería, con el asesinato alevoso de Santiago Maldonado, cuyo cuerpo plantaron cerca de la comunidad mapuche que lo había cobijado, luego de permanecer por más de dos meses en los frigoríficos de la finca lindera de Benetton. Tuvieron que conchabar y apalabrar a cien peritos forenses para que dictaminaran una autopsia mentirosa y elaborada a partir de un libreto más burdo que la pericia de la fuerza sobre la muerte del ex fiscal Nisman. En relación con la historia y el manejo de la justicia, hay un conjunto, cada vez más voluminoso, de posverdades infames que el gobierno PRO ya ha instalado en la sociedad argentina, y que son funcionales a su proyecto de liquidación de la patria, habiendo finalizado con el estado de derecho en el país desde el primer minuto que asumió Cambiemos. Se conoce el nombre de los gendarmes que lo sumergieron en el río, se sabe que la orden la dio el juez Otranto, que a su vez recibió el claro mensaje de Nocetti, que es sin lugar a dudas el autor intelectual del crimen, con el encumbrimiento de los jefes Bullrich y Macri. Y ahora, resulta que la causa por el encubrimiento se la enviaron a Otranto, principal operador del gobierno en la dilación de la causa Maldonado y del aseguramiento de la impunidad para quienes han decidido llevar adelante una guerra sin cuartel contra el pueblo mapuche. Todo ello, por una cuestión de propiedad de la tierra, para que los indios no molesten a los ricachones amigos del presidente.

De todos modos, el logro de Prefectura no estuvo nada mal. Macri llamó a su jefe y lo felicitó, y le dijo que contará con todo su apoyo en la medida que derriben más “guerrilleros” de RAM y artesanos sensibles. “Ya ves que con lo de Maldonado no va a pasar nada” –le reveló Macri. Y agregó: “No los vamos a condecorar como nos pide Olmedo, pero sí van a tener una muy buena jubilación, seguramente mejor que la de los millones de aprovechadores que se jubilaron durante la fiesta kirchnerista”.

El escenario está abierto, aunque Prefectura parece haber dado golpes más certeros, ya que además de matar a Nahuel, su accionar en el desalojo y ataque a la pacífica comunidad que estaba retozando y haciendo una ceremonia mística en la orilla del precioso lago Mascardi, sustentado en el lanzamiento de balas de plomo mezcladas con balas de goma, logró herir de gravedad a una mujer y otro hombre, que se encuentran en gravísimo estado, habiendo logrado refugiarse en una montaña. De esta manera, es muy probable que Prefectura, más pronto que tarde, aventaje a Gendarmería e incluso emprenda más masacres contra mapuches cuyas únicas armas de defensa son hondas o boleadoras antiguas. Los indígenas andan necesitando muchos Patoruzú para poder afrontar a “las fuerzas del orden”. Lástima que se trataba de un indio millonario y vendido, que hoy se aliaría sin problemas con el gobierno y hasta tomaría unos mates con Mauricio. Ante este panorama y sin entrar en un pesimismo sombrío, se avizoran momentos difíciles para las comunidades mapuches. El pueblo argentino debería defenderlos antes de que Prefectura y Gendarmería cumplan su propósito de exterminarlos, en la Segunda Campaña del Desierto que viene desarrollando –con toda la tecnología moderna- el presidente Mauricio Macri.

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