Octubre

Oh, silenciosa y templada mañana de octubre,

las hojas han madurado hasta caer al suelo;

el viento de mañana, si es salvaje,

las barrerá a todas.
Los cuervos por encima del llamado del bosque;

mañana formarán filas y partirán.

Oh, silenciosa y dócil mañana de Octubre,

comienza las horas de este día lentamente.

Deja que el día nos parezca menos breve.

Los corazones no tienen aversión a ser engañados,

engáñanos del modo en que tú sabes.

Suelta una hoja al romper el día,

al mediodía suelta otra hoja,

una de nuestros árboles, una bien lejos.

Retarda el sol con suave niebla;

encanta la tierra con amatista.

¡Despacio, despacio!
Por el bien de las uvas, sobre todo,

cuyas hojas ya están quemadas por la escarcha,

cuyos racimos de fruta de otro modo se perderían,

por el bien de las uvas sobre todo.

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