El penacho de flores

Fui a trabajar la hierba, una tras otro,

por quien la movió en el rocío antes del sol.

El rocío se había ido, afilando su hoja,

antes de que ingresara para ver la escena equilibrada.

Lo busqué detrás de una isla de árboles;

escuché por su piedra de afilar en la brisa.

Pero se había ido, el césped todo segado,

y debería estar, cómo él estuvo, solo,

‘Como debe ser todo’, dije en mi corazón,

‘o trabajan juntos o se separan’.

Pero como dije, rápido me abandonó

sobre su ala silenciosa una mariposa perpleja,
buscando con los recuerdos crecidos en la oscuridad de la noche,

alguna flor restante del encanto de ayer.
Y entonces distinguí su giro circular

donde yacía alguna flor marchita en el suelo.
Y luego voló tan lejos como un ojo puede ver,

y luego con ala trémula regresó hacia mí.
Pensé en preguntas que no tienen respuesta,
y cómo hacen que se seque tanto el césped;
pero él giró primero y guió mi ojo

a un alto penacho de flores junto al arroyo,
La guadaña había dejado una lengua saltarina de floración,

junto a un cañaveral que había desnudado.

Dejé mi lugar para conocerlas por su nombre,

hallando que eran hierbajos de mariposa cuando llegué.
El segador en el rocío las amó así,

dejando que florezcan, no para nosotros

ni para enviarles un pensamiento nuestro a él,

sólo por el simple y rebosante placer matutino.
La mariposa y yo estábamos encendidos,

de todos modos, un mensaje del amanecer
que me hizo escuchar el despertar de los pájaros alrededor,

y escuchar su larga guadaña susurrando en el suelo,
y sentí un espíritu emparentado con el mío;

así que desde entonces no trabajé más solo;

contento con él, trabajé como si tuviera su ayuda,

y cansado, busqué con él la sombra al atardecer;
y soñando, como si lo estuviera, mantuve un discurso fraternal

con uno cuyo pensamiento no esperaba alcanzar.
‘Los hombres trabajan juntos’, le dije desde el corazón,
‘aún cuando lo hagan unidos o separados’.

 

de Robert Frost, traducido por HM