Atractiva masacre en Centro de Rehabilitación de Adictos en Chihuahua
por Alvaro Correa
En México sí que el narcotráfico no es joda. Las bandas armadas y cárteles desde hace años se destacan por el carácter sangriento de sus matanzas, casi siempre inspiradas en motivaciones caprichosas. De 15 a 18 se elevó esta mañana el número de muertos en el ataque de sicarios encapuchados, vestidos de militares, que irrumpió en el Centro denominado “Uniendo familias, para vivir mejor”, ubicado en la Colonia Rosario de la ciudad de Chihuahua, en la calle 52 y Privada de Carlos Fuero, muy cerca de la calle Urquidi. Aún quedan 7 heridos graves que pueden incrementar la cantidad de muertos. De acuerdo con informes policiales y de la Fiscalía General del Estado, los agresores son miembros de Los Aztecas –parte de la estructura del cártel de Juarez- y usaron rifles AK-47, los famosos “cuernos de chivo”, para dar cuenta de miembros de la organización Mexicles, vinculada al Grupo Gente Nueva, del cártel de Sinaloa. Dicho más directamente, se trataría de un ajuste de cuentas más entre los cárteles de la droga, en una guerra creada, alimentada y acicateada permanentemente por la DEA y la CIA. Cesar Augusto Peniche Espejel, el fiscal a cargo de la investigación, señaló que ya han trazado la estrategia para encontrar a los responsables del ataque armado, que provocó llantos más conmovedores que los causados por los recientes terremotos que sacudieron el país.
El acribillamiento fue repentino y efectivo. Se trata de adueñarse de las rutas de metaanfetamina y cocaína, y últimamente heroína, para monopolizar su comercialización hacia Estados Unidos, donde el consumo viene aumentando a pasos agigantados desde el inicio de la era Trump. No es la primera matanza que se comete en este tipo de establecimientos, donde suelen guarecerse ex miembros de pandillas o de cárteles “rehabilitados”, chivatos comunes o consumidores lo suficientemente limados como para haberse descerebrado por la influencia de alguna iglesia evangelista de las que pululan en Centroamérica. Se corrobora una vez más el dicho que reza: “En México la vida no vale nada”. Se constata nuevamente que el “crimen organizado” es un eufemismo que sirve para diagnosticar la crisis del capitalismo actual. Allí se compite por quién tiene la ciudad más violenta del mundo, y los cárteles no reparan en gastos a la hora de armarse y cometer delitos.