Traición de nombre, traición de paralítico
(Agencia Maldita Realidad)
Muchos incrédulos y amantes de la honradez y beatitud que reflejaba el rostro y el habla de Lenin Moreno en su disputa con el banquero Lasso por obtener la presidencia de Ecuador, creíamos que su gestión podía profundizar y mejorar los logros de Rafael Correa y su Revolución Ciudadana. Pasados tres meses de su asunción, la desilusión es completa, y Maldita Realidad se arrepiente de haberle dado apoyo a una persona que lo único que hizo desde aquel momento es claudicar y entregar a la marchanta el proyecto político y social de su antecesor, gobernando como un títere de la derecha local y continental, deshaciendo varias políticas públicas favorables a los ecuatorianos más relegados de la sociedad y, manteniendo su pose de santito self-made man que llegó a sobreponerse a la calamidad de ser una víctima de la “inseguridad”, escritor de libros de autoayuda y cantante insoportable, arremetió y suspendió al vicepresidente Glas (el preferido de Correa), acusado de corrupción por la oposición protoguarimbera y mafiosa que conserva todavía una importante cuota de poder. De hecho, hasta el presente, pasados tres meses de su mandato, su gobierno ha sido funcional y ha obedecido todas las iniciativas de la oposición rabiosa y del aparato mediático-judicial que pareciera dictarle todo lo que tiene que hacer y decir. Triste, tristísimo el papel que está haciendo el señor Lenin Moreno como presidente, con ribetes que lo emparentan a los gobiernos de derecha que se campean a su alrededor, donde Santos y Kuczinsky cumplen las órdenes y dictámenes de Washington religiosamente. Y él se quiere acoplar a esa tendencia, y hasta se ha hecho amigo de Macri y sus paralíticos Gabriela Michetti y Jorge Triaca (hijo), personaje tan repugnante que se atreve a declarar que la marcha que se realizará hoy en contra de las políticas neoliberales, de ajuste y represión que implementa en forma implacable el gobierno argentino, que ha dejado a más de 2 millones de personas sin trabajo y generado cinco millones de pobres a un ritmo aceleradísimo, tiene un “tufillo político”. Esa fue su expresión, esa es su calidad humana de paralítico que se sobrepuso a las adversidades de la vida, aunque el hecho de ser el hijo predilecto de un millonario mafioso ayuda a que nadie se atreva a replicarle y revelar lo asqueroso de su humanidad.
Pues bien, no contento con replicar la acción de gobierno de sus vecinos derechosos y neoliberales, osa referirse a la situación política y social de Venezuela en términos despectivos hacia Maduro y la Revolución Bolivariana, y se desvive por declarar ante los medios hegemónicos que su corazón está al lado de la “institucionalidad” y de los opositores, que hay que cambiar de rumbo como se ufana lo está haciendo él, y que el progresismo del pasado sólo fue un desquicio y un despilfarro de políticos corruptos. Doble traición la del señor Moreno, doble infamia y abyección: su dulzura no es más que un disfraz, una máscara como la del hada “María Eugenia Vidal”, encubrir con su beatitud de tullido chupacirios que está dispuesto a abrevar ideas de la embajada estadounidense y sus representantes a quienes doblegó en ásperas elecciones, a que su silla deje de ser conducida por algún mayordomo indígena para que la lleve un mercenario de la CIA, que no sólo puede asegurarle que no volverán a asaltarlo y a pegarle un tiro en las piernas, sino que hasta puede soplarle consejos sobre cómo deshacerse de los “indeseables” que aún responden a Correa. Difícil coyuntura la de Ecuador ante una traición tan rápida, y con la partida del ex presidente a Bélgica, como si hubiese intuido que tenía que exiliarse ante el advenimiento de la era de Moreno. Traicionando su nombre de Lenin, ha demostrado vastamente ser contrarrevolucionario (en el peor de los sentidos posibles). Aunque siendo fiel a la tendencia continental y global de tanto paralítico que accede al poder para trazar políticas antipopulares y neoliberales, en este terreno parece ser el más fiel de los baldados. Conciente de que a un lastimoso impedido se le perdona todo, que es un lugar común compadecerse de su condición, para Maldita Realidad queda claro que en materia de hijaputez los paralíticos llevan una amplia delantera, desde el ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, al mencionado Triaca y tantos otros que trabajan orgullosos para empresas transnacionales, ocupando puestos prominentes en gabinetes que son un rejunte de mercenarios enemigos del Estado de Bienestar. Así va el gobierno de Lenin Moreno en Ecuador, una auténtica decepción y una oprobiosa entrega a la dominante derecha continental. Sus padres debieron haberlo pensado mejor antes de bautizarlo Lenin.