El papa se confiesa guarimbero de alma

por Alvaro Correa

Ya muchos intelectuales, críticos severos de las relaciones exteriores y la diplomacia de El Vaticano, venían anunciando que el progresismo y latinoamericanismo, la “rebeldía” de Francisco, toda la perorata de que es un papa preocupado por los estragos que ocasiona el neoliberalismo global, que siente empatía por los movimientos sociales de los pobres, de los “cabecitas negras” en Argentina, no es más que una aviesa performance que intenta emular burdamente a San Franciso de Asís, siendo funcional y cómplice del patoterismo de Trump y del dictador Temer en la jugada o cruzada contra Venezuela. Incluso Francisco quiso ostentar en el pasado reciente que tenía mayor empatía con el peronismo y CFK que con el actual presidente argentino o Lilita Carrió (que pareciera que es quien en realidad gobierna en Argentina, junto a Héctor Magnetto, CEO o jubilado de Clarín). Es que Macri está operando como lacayo oficial de Estados Unidos, junto a PPK, el paradójicamente yanqui presidente de Perú (ni de cerca más peruano que Fujimori), a la hora de arremeter contra el gobierno de Nicolás Maduro y entrometerse en asuntos ajenos. En su caso, para evadirse de la realidad de una Argentina con un panorama social inquietante, que en esta semana tiene el primer “desaparecido” de su breve y devastadora era, Santiago Maldonado, chupado por Gendarmería Nacional, cuando miembros de esta fuerza ingresaron a los tiros a la comunidad mapuche de Cushamen para apresar y enjuiciar a los aborígenes defensores de sus territorios.

Ahora resulta que Francisco opina que la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela fomenta un clima de tensión e hipoteca el futuro. Ja ja ja. Y qué decir del modo en que Macri y Temer están gobernando, por no hablar de Santos, que es el otro muñeco de torta que acicatea el caos y la invasión militar yanqui para acabar de una vez por todas con las huestes chavistas. ¿Eso no es hipotecar el futuro, con todo respeto, amigo Francisco?

Parece que la respuesta es negativa, pues la Secretaría de Estado del Vaticano lamenta la radicalización y el agravamiento de la crisis y manifiesta su preocupación por las consecuencias humanitarias, sociales, políticas, económicas e incluso espirituales que pueda tener el conflicto, achacándole toda la responsabilidad del mismo a Maduro o a la Revolución Bolivariana. Esto es muy parecido al clásico discurso vaticano, donde se plasma una cosmovisión de que el fantasma del comunismo siempre está latente (acá sería el fantasma del chavismo) y que hay que aniquilar cualquier amago de supervivencia del germen marxista. Más claro habrá que echarle leche.

Asimismo, el papa que quiso intermediar y fracasó porque la derecha venezolana lo atacó y le endilgó ser amigote de bolivarianos corruptos, ahora da su maldito veredicto y se cobija con sus poderosos pares. Sin acusar recibo de ello, osa solicitar al presidente Maduro que asegure el pleno respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, y a las fuerzas de seguridad abstenerse del uso excesivo y desproporcionado de la fuerza. Muy bien pues, esto es darle piedra libre a los guarimberos. ¿Quién es amigo de quién? ¿Sabe Francisco, o el lector de esta crónica, cuántos de los muertos son chavistas o simpatizantes del gobierno, y cuántos guarimberos o golpistas reprimidos? Pues la relación es de 4 a 1. Quienes están poniendo los muertos aquí son los que quieren participar de la Asamblea Nacional Constituyente, de absoluta legalidad y plenipotenciaria, para pacificar el país y combatir de frente y con heroísmo bolivariano a las bandas armadas, paramilitares entrenados por Estados Unidos, elementos irregulares extranjeros de fuerzas de seguridad (predomiantemente colombianos e israelíes) y guarimberos y voceros de la burguesía y oligarquía venezolanas, que no cejan en su trabajo diario, en colaboración con los dueños de los grandes conglomerados mediáticos, por armar una guerra civil, socavando la integridad y entereza de uno de los bastiones del antiimperialismo que quedan en el mundo. Y por supuesto, los chavistas serán quienes pongan miles o millones de muertos en caso de que la derecha necesite para defenderse la ayuda del ejército estadounidense, ya que del energúmeno de Trump se puede esperar este desenlace y cosas mucho peores. Allá va entonces Franciso, con sus nuevos amigos, afín con la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV). La constituyente ha sido rechazada por México, España, Colombia, Estados Unidos, la Unión Europea, Argentina y Brasil, mientras que ha sido reconocida por China, Rusia, Cuba, Bolivia y Nicaragua. Francisco no es el Che, es el antiche.

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