Del Rincón miserable

por Máximo Redondo

Resulta que ahora los prominentes voceros de la derecha venezolana consideran que están siendo blandos y, de alguna manera, funcionales a la resistencia de Maduro y de la revolución bolivariana. Las grandes cadenas no están haciendo una “intervención” tan efectiva como la que pensaba Trump. En realidad, la mayor apuesta está en el entrenamiento de guarimberos y paracos para hacer desmanes y, llegado el caso, quemar vivos a los chavistas que reconozcan en las calles. Y si falla eso, tiene a la sexta flota merodeando y las bases colombianas listas para atacar y sacarlo de una vez por todas al empecinado conductor de metros que aún conserva la sartén por el mango, las riendas del país, supuestamente ayudado por un crédito de un banco estadounidense, hecho que sulfuró al mismísimo presidente yanqui millonario, acostumbrado a empujar y pisotear pares y colegas para salir siempre al frente de las fotos o las noticias.

¿De dónde viene esta nueva “onda” de que la derecha venezolana está siendo demasiado sumisa y condescendiente con los bolivarianos? De la misma prensa, de un representante de la CNN –la cadena que tal vez lidera el ranking de golpismo en Venezuela-, un mexicano llamado Del Rincón, que desde su rincón inmundo, se hace el valiente, invita a gusanos que coinciden con él ideológicamente, y arriba a conclusiones y análisis disparatados que no tienen el menor asidero en la realidad. Además, critica a periodistas (si así se los puede llamar en vez de papanatas) de medios afines por eludir insultos, mentiras o imbecilidades cuando mencionan al gobierno de Venezuela, o a cualquiera de sus defensores, que son millones y están instalados en los barrios pobres y marginales de Caracas, dispuestos a asaltarlos nuevamente si llegan a triunfar y derrocar a Maduro. Del Rincón y sus amigos no saben lo que les espera. Ellos, orgullosos de las bandas mafiosas y narcotraficantes que desde hace varios años, gobiernan México –guiados por los gringos yanquis que se cansan de basurearlos-, en un régimen de violencia y terror que es cualquier cosa menos una democracia decente. ¿Es que a Del Rincón le importa un comino el paradero de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa?, ¿es que le importan los cientos de asesinatos de periodistas (progresistas o del ala ideológica opuesta a la suya por el simple acto de pensar)? Jamás le oímos decir una palabra al respecto, ni en el primer caso ni en el segundo. Del Rincón, como tantos otros en México, pero también en Chile, Argentina, Perú, Uruguay y en todos los países hermanos donde está fuertemente arraigado un antichavismo y antimadurismo burgués y clasemediero, jamás se han referido a los crímenes de lesa humanidad de los sucesivos gobiernos de México, desde Salinas de Gortari, pasando por Zedillo Ponce de León, Fox Quesada, Calderón Hinojosa y el actual, enojoso, Peña Nieto.

No es casualidad que Macri en Argentina haya echado a la canciller Malcorra por achacarle blandura hacia lo que él llama la “dictadura” de Venezuela, y otro tanto haya hecho Temer en Brasil, dos conspicuos delincuentes que no deberían estar pendientes de un hilo, sino ya juzgados y castigados por sus respectivas largas series de delitos cometidos en sus carreras de, precisamente, empresarios dictadores de pacotilla. Y encima se envalentonan con una nueva reunión de la OEA donde el agente de la CIA Almagro intentará una vez más “habilitar” la intervención de las fuerzas armadas estadounidenses (no les alcanza con los guarimberos) para acabar de una vez con el ex canciller de Chávez. Pero no le va a resultar fácil la jugada. Venezuela hace rato que se está retirando de este organismo, y los rumores dicen que la renuncia definitiva se consumará en dicha reunión. Ahí seguramente estará Del Rincón pendiente, en su miserable rincón de la CNN, arengando a sus amigos guarimberos, a los gusanos de Trump y a sus camaradas anticastristas. La lucha está planteada: es abierta y sin cuartel. A quien sí se le puede achacar blandura es a Nicolás Maduros Moros, que está aguantando como un señorito, cuando debería utilizar a los componentes más bravos de la Guardia Bolivariana para acabar con los insectos y asesinos de chavistas que están arreciando en varias ciudades del país.

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