La descompensación de Macri en Quito
(por Agencia Maldita Realidad)
Iba a la asunción de Lenin Moreno, ya el nombre le sonaba mal. ‘¿Qué es eso de llamarse Lenín, boló?’ –le preguntó el presidente argentino a su asesor de imagen Jaime Durán Barba, lisa y llanamente, su forjador, a quien le resultaba natural indagar sobre lo que podía esperarle en Ecuador, en la capital donde estaba programada una histórica ceremonia, dada su nacionalidad. ‘Es un bajón, Mauricio, como dicen ustedes. Aunque encarna a la izquierda campante e inocente, con Lasso y la embajada los vamos a manejar como corderitos desde las sombras. Es cuestión de quitarle influencia a Rafael, aunque para él tenemos guardadas alguna que otra sorpresita’.
Mauricio sonrió, al instante se rió abiertamente y carcajeó, lo excitaban las conversaciones con Barba, parecía que iba a estar todo bien. El kilombo de Brasil y las fantochadas de Temer están poniendo en riesgo los planes del imperio en la región. La resistencia de Maduro a los embates de Almagro y el gobierno trumpista, junto con las asquerosas cadenas de medios golpistas que dan náusea como los métodos de los terroristas que tanto admiran los referentes de la derecha venezolana (los que tiran bombas con excrementos a las fuerzas de seguridad chavistas), pintan en el país caribeño un escenario de podredumbre civil. A pesar de estas situaciones un tanto calientes en el gigante sudamericano y en el dueño de las mayores reservas petroleras del mundo, era una notable ocasión para confraternizar y estrechar lazos con Santos, Kuczinsky, Bachelet y demás “medias tintas” de la derecha continental. No se iba a cruzar con Maduro, el plan de desestabilización de la CIA estaba funcionando de maravillas. Podía ir a la ceremonia tranquilo.
‘Yo en esta no te acompaño, Mauricio, andá con tu equipo: Ecuador es un país espectacular. En Quito hay unas putas bárbaras. A tu mujer dejala en casa con Antonia” –lo asesoró Durán.
Cuestión que la altura de Quito le pegó mal. Ya Passarella advirtió que la pelota no doblaba. La histórica ciudad del imperio norte de los incas no es moco de pavo. Hay que estar preparado para disfrutarla y dejarse envolver en su mística. Algo duro para entender en la cabeza del presidente argentino. Cuestión que tanta historia y tanto presente convulsionado, y la cretina que parece que ahora decidió que va a ser candidata, y hay que proscribirla o meterla en cana “sí o sí”. Que Carrió que amenaza, a Arribas lo siguen denunciando, la economía que no arranca ni arrancará jamás, estos turros no quieren esperar a que me vaya, merde. Eran muchos los matetes que había en su magín. El presente que lo convocaba, asistir a la transmisión de mando de Correa a Moreno, era una afrenta a su ideario político, aunque francamente las disquisiciones ideológicas le chupaban un huevo. Trató de memorizar las recomendaciones finales de don Jaime, su auténtico factotum: pondría cara de poker, volvería a invitar a Evo para ver el partido Argentina-Bolivia, se haría el progre una vez más como en el 2 x 1, intentaría rescatar información valiosa para Trump. Pero Mauricio se sintió mal de entrada, creyó que se desmayaba. Por la foto, hasta se podría decir que se cagó encima. Estaba pálido como si le confirmaran la noticia de que Cristina o Lula han ganado sus elecciones. Lo llevaron a una sala de auxilio donde lo reanimaron con un par de tés de coca. Luego se fue al hotel para reponerse, estaba agitado y con el bobo intranquilo. Para serenar a la población, le aseguramos que no hay motivos para temer. A Macri le gustó la coca y con ella se recuperó pronto, al punto de estar despierto y en su mejor forma física para el tedeum del 25 de mayo cuyo glamour fue ampliamente abordado por el diario Clarín.
En cuanto a la sorpresa para Correa, es preocupante que lo hayan internado luego de la ceremonia, por una supuesta neumonía agravada por el estrés. Suena mucho a cuento y esto hay que seguirlo de cerca, porque puede ser tan grave como el asesinato de Chávez y de otros líderes revolucionarios latinoamericanos.