El caracol de filosofía – Los filósofos presocráticos

por Enrique Müller

El caracol de la filosofia

Caracol en los dos sentidos, por su lentitud en avanzar y por las vueltas que tiene el caparazón. Es decir, las vueltas que da el pensamiento cada vez más apretado para llegar al centro de la casa.

Los filósofos presocráticos

¿Por qué estudiarlos? Fue Nietzsche el primero en destacar la labor de estos pensadores, porque criticando a Sócrates como el fundador de la escuela moral que arruinaría posteriormente a Occidente, según su iconoclasta filosofía a los martillazos, decidió derrumbar el edificio que defendía la razón como fuente indiscutible del conocimiento (de eso se había exagerado mucho desde Descartes), y también la moral llevada de la mano de ésta.

Para Nietzsche se trataba del síntoma de la decadencia occidental contra el cual él luchaba desentrañando el deseo como valor nuevo. Tenemos que tener en cuenta que fue alumno de Schopenhauer, quien siempre habló de voluntad (no de deseo) y se refería a algo mucho más amplio que domina no sólo a los hombres sino al mundo entero. Mientras tanto en las universidades alemanas reinaba la oscura filosofía de Hegel, donde la razón ya había encontrado su astucia. Perdón por la digresión, pero era inevitable para explicar por qué Nietzsche desempolvó de la vieja Atenas a estos pensadores presocráticos, como los auténticos filósofos.

Hay que tener en cuenta que Nietzsche, al ser tan iconoclasta e interpretado libremente, fue seguido en parte por el nazismo y el anarquismo, para ver hasta qué punto se podía entender su obra. Entonces buscó a estos pensadores para desprenderse del clásico camino platónico, pero podemos tener en cuenta que la primera obra de Platón, en que habla de los diálogos socráticos, la mayéutica, la ironía tienen un verdadero valor de pensamiento y no lleva como la República o las leyes a un pensamiento obtuso en que sólo la razón vale. Pero como herencia recibida en Occidente de Aristóteles, discípulo a su vez de Platón y creador de lo que entendemos hoy en día como ciencia. Aristóteles traslada estos saberes y muchos otros en los cuales, por supuesto, comete errores, pero en cuanto a metodología y tratamiento de los descubrimientos fue sin duda el fundador de la ciencia moderna.

Lamentablemente durante dos mil años se siguieron sus enseñanzas como si fueran la biblia indiscutible del conocimiento, y eso hizo caer a la civilización occidental en graves errores. Aunque también, por qué no decirlo, la sacó de la edad media a Europa en la época del Renacimiento.

Pero hay que detenerse y hablar de ellos:

– Thales de Mileto: para él el elemento primitivo de donde todo surgió es el agua. Da como principio de todas las cosas al agua; por tanto la misma tierra le parece sostenerse en el agua. Probablemente sacó esta conclusión de que veía que todas las cosas se alimentan por medio de lo húmedo; incluso el calor de ahí procede, y aún la vida animal.

Parece que este pensamiento por analogía todavía es muy primitivo y poco exhaustivo para llegar a la conclusión final de que todo proviene del agua.

– Anaximandro: El principio material, el principio de las cosas es infinito. A esta materia infinita la nombra apeiron, sustancia que no impresiona a los sentidos, y sólo es conocida por la razón.

– Anaxímenes: Propuso considerar al aire como principio de todos los seres, porque del aire todo se forma y todo a él vuelve por disolución. Nuestra propia alma que es aire nos mantiene bajo su poder. Así como todo el universo tiene el soplo y el aire para envolverlo. Otra analogía, lo mismo que Tales, nos podemos quedar con sus teoremas pero no con su filosofía.

– Heráclito: Los predecesores de Heráclito no se habían ocupado del fuego. Para él entre el fuego, el aire, la tierra y el agua, se efectúa un ciclo de transformaciones porque la tierra se vuelve agua, el agua nube, y después aire; el aire se inflama y vuelve a convertirse en fuego. “Todo pasa, nada permanece…” “El mundo nace del fuego y se destruye por el fuego…”

 

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